Reproducimos una entrevista a Gustavo Gorriti, director de IDL-Reporteros, publicada en El Nacional de Venezuela.
El periodismo necesita la democracia como sistema operativo. Cuando esta no se tiene, o se ha perdido, hay que luchar por conquistarla, señala el periodista peruano Gustavo Gorriti. Considera que el gobierno usa las divisas como arma política.
A Gustavo Gorriti lo presentaron el lunes al mediodía ante sus colegas venezolanos no solo como una leyenda, sino también como un tótem del periodismo latinoamericano. Un dejo de rubor pudo advertirse en los gestos del peruano cuando oyó la metáfora. La reverencia con la que el auditorio siguió sus palabras, sin embargo, delató que a ninguno de los presentes le incomodó la fórmula para describir a un reportero que investigó, entre un largo catálogo de temas, sobre las secuelas de la insurrección de Sendero Luminoso en Perú; sobre la conexión entre narcotráfico y corrupción en su país; y sobre las actividades de Vladimiro Montesinos, tenebroso jefe de inteligencia de Alberto Fujimori. Era un blanco seguro: un día después de que el ex gobernante dio un autogolpe el 5 de abril de 1992, fue secuestrado por miembros del Ejército, aunque luego lo liberaron.
El periodista peruano fue invitado a participar como jurado del Concurso Nacional de Reportajes de Investigación organizado por el Instituto Prensa y Sociedad. Antes de la ceremonia de entrega, en el hotel Pestana, participó en un breve conversatorio. La agenda que cumplió en Venezuela le impidió dar una entrevista en persona, pero aceptó contestar un cuestionario en el que reflexionó sobre la importancia de que los reporteros resistan aun en los tiempos más oscuros. Sobre el periodismo de investigación que se hace en el país, dijo lo siguiente: «Me tocó ver las virtudes. Les dejo a ustedes encontrar los defectos. Las obras premiadas me parecieron notables. Admiré la entereza de los periodistas al sacar a la luz su investigación, sabiendo el precio personal que iban a tener que pagar (y pagaron varios de ellos) por hacerlo. En el momento de la premiación los vi claros, entusiastas, decididos, alegres, listos para seguir luchando pero sin permitir que lo difícil de la situación les oscurezca el espíritu. Vendrá todo tipo de tiempos, pero creo que hasta el fin de sus vidas podrán estar orgullosos de lo que han hecho y hacen ahora en el periodismo de investigación».
¿Cree que las condiciones políticas de Venezuela son adecuadas para el ejercicio del periodismo?
Ciertamente no. Sin papel para imprimir periódicos; sin periódicos que respalden debidamente a sus mejores periodistas, al punto de que gran parte de los autores de la investigación premiada ya no trabajan en el diario al que honraron con su hazaña; con dueños anónimos que persisten en no revelar quiénes son, entre otras muchas cosas, lo último que se puede decir es que hay condiciones adecuadas para el ejercicio del periodismo.
¿Cuál considera que es el reto de los periodistas venezolanos en estos momentos?
Persistir. No desfallecer.
Buscar formas y medios diferentes de llegar a los lectores y de financiar (con métodos apropiados, por cierto) sus propias publicaciones. Explotar al máximo las ventajas que da Internet para difundir con rapidez, en multimedios y a bajo costo. Investigar y revelar.
Contarle al pueblo, a la gente, al común, (es decir, a quienes debemos nuestra lealtad) la verdad de los hechos. Rasgar los velos de la propaganda y la desinformación, vengan de donde vengan; y darle a la gente el poder de la información verdadera.
¿Puede el periodismo prosperar sin democracia?
El periodismo necesita la democracia como sistema operativo. Cuando esta no se tiene, o se ha perdido, hay que luchar por conquistarla. En el proceso hay que hacer buen periodismo, por difícil que sea, y así la lucha misma hará posible un cierto tipo de florecimiento: el del periodismo que lucha por la verdad en medio de la coacción, la propaganda y la mentira.
A EL NACIONAL como otros diarios venezolanos el gobierno le ha negado el acceso a las divisas para la compra de papel y otros insumos. ¿Qué opinión le merece?
El gobierno usa el manejo de las divisas como un arma política. La prensa independiente debe resistir con imaginación, inteligencia y eficacia.
Paralelismos
¿Qué caracterizó el ejercicio del periodismo en Perú durante el gobierno de Alberto Fujimori? ¿Existen analogías con el caso venezolano?
Muchas analogías. Uno de los procesos fundamentales en el fujimorato fue la lucha de los periodistas de investigación con los espías, con la información como campo de batalla. Montesinos y el SIN, Servicio de Inteligencia Nacional que controlaba, no solo utilizaron las armas clásicas de las dictaduras para perseguir a la prensa independiente y la oposición, fueron mucho más allá. Sobornaron, compraron o alquilaron o amenazaron o todo lo anterior, a buena parte de los dueños de los medios de comunicación. Fundaron una serie de tabloides infectos cuyas portadas se hacían en el SIN y cuyo único fin era atacar a los dirigentes opositores y a los periodistas independientes. Lograron que una parte importante de la prensa que no se corrompió mantuviera una cauta distancia de los temas fundamentales hasta el último momento. La diferencia, por supuesto, está en el modelo económico y la consecuente retórica. Montesinos fue apoyado por la CIA y a Fujimori le encantaba que lo llamaran Chinochet. Pero el desprecio y la hostilidad hacia la democracia, la libertad, fue algo común.
La corrupción, ocultada por la propaganda y por aparatos de coerción, también.
¿Como observador externo, qué es lo que más le preocupa de la situación venezolana?
El sufrimiento de la gente bajo un sistema autoritario que, además de todo, es incompetente y que parece funcionar con la alarmante premisa de que se puede derogar las leyes básicas de la economía.
Aclaro que el llamado modelo neoliberal genera a su turno graves problemas e inequidades que pueden amenazar también la democracia, pero todos los experimentos socialdemócratas exitosos tuvieron claros los principios básicos de buen manejo y equilibrio económico. ¿Justicia social con inflación? ¿Lucha contra la pobreza con escasez? ¿Y eso en una de las grandes potencias petroleras del planeta?
Los regímenes autoritarios se afincan y sostienen en grupos de interés, fuera y dentro de los países. En el decenio de Fujimori, ¿cuáles fueron? ¿Cómo abordó el periodismo peruano el tema?
Fujimori y Montesinos controlaron las Fuerzas Armadas mediante un servicio de inteligencia hipertrofiado que Montesinos manejó desde el inicio. Sus reformas económicas aunadas con el autoritarismo, al miedo que provocaban, los negocios que ofrecían (en privatizaciones masivas, en transacciones enormemente corruptas) convirtieron a los grandes empresarios nacionales en fieles seguidores. Las obras sociales, hechas mediante el modelo de «acción cívica» glorificada, le dieron seguidores en los sectores más necesitados a Fujimori. La CIA apoyó plenamente a Montesinos y fue por un buen tiempo uno de los canales principales en la relación bilateral. La mayor parte del periodismo se echó, se dejó avasallar, se hizo cómplice o calló y se autocensuró.
El grupo de periodistas, sobre todo de investigación, que no cejó nunca en enfrentarlo, fue relativamente pequeño.
Pero gracias a ellos, se reveló, caso por caso, la entraña corrupta del régimen, su naturaleza gangsteril. Eventualmente la población despertó, se informó gracias a que la información ya existía, se movilizó, actuó y eso llevó al desplome del régimen.
Lo que vino después, me temo, no ha sido ni es Shangri-La, pero dado que costó tanto conquistar la democracia hemos aprendido a defenderla y, con el favor del destino, a impedir que jamás retorne una dictadura. Salvo el corto gobierno de Valentín Paniagua, creo que nadie les pone una nota del todo aprobatoria a los presidentes que hemos tenido desde el año 2000. Pero han tenido una cosa en común: todos han respetado la democracia.
Hemos, además, crecido económicamente. No estamos, ni de lejos, donde deberíamos estar, pero si miramos al pasado, si vemos que hemos logrado quince años ininterrumpidos de democracia y de crecimiento, hay mucho de que estar agradecidos.