Era el sábado 15 por la mañana y más de dos mil personas repletaban el auditorio del Palacio Metropolitano de Bellas Artes en Arequipa, para escuchar a los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez; al juez Richard Concepción Carhuancho; a los periodistas Graciela Villasís y este servidor. Salvo Concepción Carhuancho, que disertó sobre la reforma judicial, el tema común del masivo evento era la investigación del caso Lava Jato. También estuvo invitado, aunque se excusó a último momento, el coronel PNP Harvey Colchado, fundador de la DIVIAC.
A mí me tocaba hablar primero y parece que a la joven estudiante que hizo mi presentación se le empasteló parte de la de Colchado, porque además de director de IDL-Reporteros, fui presentado como ¡fundador de la DIVIAC! Pese a que casi todo el mundo se percató, con buen talante, del error, yo iba a empezar por aclarar y dejar a salvo el copyright del coronel Colchado, cuando, antes que terminaran los aplausos de bienvenida, se escuchó unos gritos aparentemente hostiles proferidos por un individuo pronto identificado como Humberto Olaechea, con el objetivo de continuar la manifestación hostil del día anterior perpetrada por sus congéneres frente al local de IDL.
En segundos, la gente lo acalló a gritos y lo expulsó del auditorio. En ese momento, yo decidí cambiar el comienzo de mi discurso para expresar al pueblo de Arequipa lo que aquí reproduzco, con los cambios menores que aconseja el tránsito de lo oral a lo escrito, como editorial de esta publicación.
“¡Esta es Arequipa… y aquí nadie se chupa!
Ayer llegó una chusma lumpen a IDL, en Lima, a intentar hacer una manifestación hostil, que tuvo una cosa en común: no hubo una sola palabra de las que ladraron que no fuera mentira. ¡Ni una!
[Porque] buena parte de lo que la corrupción busca hacer ahora es confundir por completo la noción de lo que es verdad y la noción de lo que es mentira: Presentar a los corruptos como mártires y como perseguidos. Presentar a los investigadores como perseguidores e incluso atreverse a sostener que son corruptos.
Gente que estuvo en las oficinas del SIN en la época de Montesinos, que recibió órdenes y dinero de él, se atreve a decir que algunos de los periodistas de investigación somos ahora los nuevos montesinos; cuando son ellos quienes lo siguieron y lo siguen, en la línea de los corruptos, de los sinvergüenzas que le han robado al Perú, han robado sus bienes a los ciudadanos y hoy tratan de robarles su destino.
[Frente a ellos], lo que nosotros hacemos, lo que el periodismo de investigación hace, es buscar que salga la luz la verdad de los hechos. Y cuando eso tiene que ver con la corrupción, cuando eso enfrenta la corrupción, esa verdad es difícil, … es riesgosa, [pero] […] ¡No va a ser una chusma lumpen, que sirve a los ladrones, que sirve a quienes robaron cientos y miles de millones al Perú, que sirve a quienes lucraron en organizaciones criminales; no va a ser esa chusma que les sirve de sicarios, […], [que llega incluso al extremo de] intentar hacer aparecer el suicidio de quien se quitó la vida al confrontar la evidencia de que ya no podía ocultar sus crímenes […] como una suerte de homicidio inducido … la que pueda frenar el cumplimiento de nuestra misión!
Somos los periodistas de investigación, que estamos dedicados a la lucha contra la corrupción, quienes sabemos perfectamente lo que se juega. Yo tengo muchos años en esto. Muchos años. Empecé en 1982, con una investigación riesgosa, y he tenido que enfrentar el peligro en varios momentos de la vida; y no porque me guste el riesgo o el peligro. Lo he hecho sencillamente porque si uno no está dispuesto a afrontarlos, la verdad no saldrá a la luz. Porque esa es la única forma, mediante la investigación, mediante la búsqueda trabajosa y profunda de la verdad de los hechos, de que ella se conozca.
Porque además ¿qué cosa es el periodismo de investigación sino el trabajo que busca darle el poder de la información valiosa al pueblo? […] ¡Para que no les cuenten cuentos, para que no les digan que una determinada obra que debió costar cien y terminó costando mil, es algo que deben resignarse a aceptar, para que no sean hurtados sus bienes y con ellos su futuro!
Así nació el periodismo de investigación en el mundo. Para eso sirve: para darle el poder de la verdad que importa a los ciudadanos, al pueblo; y para lograrlo el enfrentar riesgos es algo que, aunque uno no lo desee, vale plenamente la pena. Enfrentar lo que sea necesario por considerar de que hay razones por las que, como escribió Cervantes sobre la libertad, se puede y debe arriesgar la vida.
Aquí el editorial en el momento en que se pronunció: