Desde que los diputados sandinistas de la Asamblea Nacional votaron con inusitada rapidez a favor de la ley que concesiona la construcción y administración de un canal interoceánico en Nicaragua, en junio de 2013, la empresa HKND, del magnate chino Wang Jing, inició una intensa estrategia de comunicación para atraer la atención de la prensa occidental y ganar credibilidad para su faraónico proyecto.
Wang ha dado varias entrevistas a medios europeos y estadounidenses. El empresario aparece retratado en la sede de su empresa XinWei, en Beijing, siempre con una sonrisa dibujada en su cara de rasgos infantiles, sentado en su poltrona con un gran mural de Mao Zedong guiando al pueblo chino a sus espaldas. Aunque ha aclarado que Beijing no juega nada en sus planes de pasar a la historia como el constructor de un canal por Nicaragua, algunos analistas dudan de que este proyecto tenga que ver sólo con asuntos comerciales. No descartan que China, el gigante asiático, tenga un interés geopolítico detrás de los planes de Wang Jing.
“Hay un error en imaginar que los chinos entran a un país con un plan maestro. Lo que hacen los chinos es que ellos permiten que sus propios empresarios tomen la iniciativa, siempre en coordinación o pidiendo permiso a China, y si las cosas andan mal, entonces el Gobierno de China dice que nunca tuvo nada que ver. Pero si las cosas van bien, y mientras los proyectos van formándose, el Gobierno toma la decisión de apoyar. Es casi imposible contemplar que un proyecto de esta magnitud, con este nivel de comunicación estratégica, hubiera sido hecho sin coordinación inicial con el presidente anterior, Hu Jintao, y luego con el presidente actual, Xi Jinping”, explica Evan Ellis, profesor de Estudios Latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos.
“No creo que haya habido un plan inicial, sino la licencia de permitir a Wang Jing de seguir adelante para ver si las cosas se desarrollan objetivamente o no, para ver cómo reaccionaba Estados Unidos”, agrega. “Como la reacción de Estados Unidos ha sido muda, es posible que los chinos estén listos a respaldar a Wang Jing. Creo que Wang Jing, con su finalidad de obtener ganancias, está impulsando este proyecto coordinado con el gobierno de China”, concluye el analista.
Un canal interoceánico por Nicaragua podría ser de gran interés estratégico para China, explica Ellis, porque le permitiría, por ejemplo, el paso sin problemas de sus naves de guerra o evitar que un país occidental cierre un cruce marítimo a los intereses chinos, una hipótesis que es desestimada por otros analistas, ya que actualmente el canal de Panamá mantiene una posición de neutralidad en relación al origen de las embarcaciones que transitan sobre esa ruta. Sin embargo, Ellis cree que un canal manejado por un empresario chino beneficiaría políticamente a Beijing. “Esto sirve a los intereses chinos para evitar la vulnerabilidad que tienen, tanto de sus fuerzas armadas como en su intercambio comercial. El hecho de reconocer que puede haber un interés estratégico, hace que el gobierno de China esté dispuesto a seguir apoyando y financiando este canal si Wang Jing, quien está tomando todos los riesgos, tiene éxito y si la reacción de Estados Unidos se mantiene muda. Es como un baile muy cauteloso ahora, con actores muy cautelosos”, explica.
Un canal controlado por capital chino, asegura este analista, sería, además, la gran muestra del nuevo poderío internacional del país asiático. “Tener un canal bajo la influencia del Gobierno chino, a través del control por parte de un empresario chino, es quizá el salto más grande que los chinos están dando en esta generación”, asegura el académico.
China es una potencia que ha aumentado su influencia en América Latina en la última década, principalmente por la voracidad de su poderosa economía industrial por materias primas. Si bien Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial de la región, con un intercambio de 843 mil millones de dólares en 2012, China pasó de los tímidos 10 mil millones alcanzados en el año 2000 a más de 257 mil millones de dólares el año pasado. Una cifra ingente que, sin embargo, no explica la necesidad de un nuevo canal en Centroamérica, a decir de Rodolfo Sabonge, ex jefe de Planificación y Mercadeo del Canal de Panamá y fundador de la empresa de asesoría en comercio internacional Logitrans.
“El Canal de Panamá tiene un tratado de neutralidad: pasa carga y buques chinos, carga y buques rusos, de cualquier bandera del mundo. O sea que no hay absolutamente nada que limite el paso de ese comercio por el Canal de Panamá. Si estuviésemos viendo un interés exclusivamente geopolítico tendríamos que decir que el Canal de Panamá le obstaculiza el tráfico a cualquiera de estos países que de repente no están en una situación buena con Estados Unidos. Eso no es así”, explica el también asesor en comercio internacional.
Sabonge cree que la construcción de un Canal por Nicaragua responde más a intereses geopolíticos que a necesidad de una nueva ruta debido al crecimiento del comercio internacional. “No descarto ese canal si el interés fuera geopolítico, pero desde el punto de vista técnico y económico no le veo mayor sentido, tampoco desde el punto de vista naviero. Hay otro elemento que es muy importante: Cuando el Canal de Panamá se construyó tampoco era de interés económico y financiero; el Canal de Panamá se construye por interés geopolítico de Estados Unidos. Desde ese punto de vista, sería viable, si hay un interés geopolítico por otras razones que hasta ahora no han dado a conocer, porque hasta ahora la empresa privada HKND es la única que ha salido a dar la cara por este proyecto. Pero desde el punto de vista comercial, privado, financiero, económico, no le veo sentido”, asegura Sabonge.
El analista afirma que otro canal en Centroamérica es económica y comercialmente inviable: “Lo que define la necesidad o no de tener un canal, o de ampliar un canal, o de definir otras rutas, es el crecimiento del comercio, que ahora mismo no se ve en ninguna de las proyecciones que he visto. A menos que estén pensando en algo que no conozco, en reubicar una masa o una densidad de producción muy grande hacia países que requerirían de esta ruta. La tendencia actual, tal y como la conocemos, indica que en los próximos 30 o 40 años, esa demanda tan grande, desde el punto de vista del comercio, no está”.
Gen Bigler, profesor del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad del Pacífico, en Stockton, California, cree que el Gobierno de China sí puede estar envuelto en los planes canaleros de Wang Jing. “Hay indicaciones de vínculos muy cercanos, especialmente en el viaje que hizo Wang Jing sobre el desarrollo de un nuevo proyecto entre China y Ucrania. Obviamente hay vínculos entre el gobierno de China, porque ese anuncio tuvo mucha importancia. Coincidió con la visita del vicepresidente Joe Biden a China, pero el anuncio de Ucrania recibió mayor importancia en las noticias. Es obvio que el gobierno de China tiene vínculos con los proyectos de Wang Jing. La cuestión es qué tan cercanos son esos vínculos”, explica Bigler.
“Hay poca confianza en Wang Jing. Obviamente es billonario y probablemente tiene amigos muy fuertes en China y otras partes del mundo, pero no hay mucha evidencia que ya tiene los inversionistas que necesita, o suficientes inversionistas. Puede ser que tenga algunos, pero no la cantidad que necesita para financiar el canal”. Margaret Myers, directora del Programa para China y América Latina del Diálogo Interamericano.
El académico hace referencia al anuncio hecho por Wang Jing en diciembre de 2013, cuando dijo que ganó la licitación para la construcción de un puerto para barcos de gran calado en Ucrania. El anuncio coincidió con una reunión en Beijing entre el presidente chino Xi Jinping y su homólogo ucraniano Viktor Yanukovych, más tarde expulsado del poder en Ucrania.
“Si el canal en Nicaragua es promovido por el gobierno de China, entonces implica que podrá haber objetivos no necesariamente económicos. Y eso podría ayudar a entender la razón por la que podría haber la posibilidad de un gasto tan elevado, como 50 mil millones de dólares, para un proyecto de básicamente tránsito interoceánico. No hay manera de justificar un monto de ese tamaño desde un punto de vista económico. Cuando Estados Unidos decidió construir el canal de Panamá en 1903, económicamente no fue un proyecto viable y no llegó a serlo hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos decidió hacer la inversión por razones geoestratégicas. Entonces, un gobierno como el Chino tiene los recursos para hacer ese tipo de proyecto”, explica Bigler.
No todos los analistas en Estados Unidos están tan seguros de que Beijing esté detrás del empresario Wang. Margaret Myers, directora del Programa para China y América Latina del Diálogo Interamericano (un centro localizado en Washington para el análisis de asuntos latinoamericanos), cree que el proyecto canalero es una iniciativa privada impulsada por Wang Jing después de un “encuentro casual” con Laureano Ortega, hijo del presidente Daniel Ortega y promotor de inversiones del Gobierno sandinista.
“Pienso que es un proyecto privado. Es probable que Wang Jing sí tiene amigos en el gobierno de China, porque los billonarios en China tienen mucha influencia, y tienen amigos muy fuertes con todas las personas más ricas del país. Pero para mí parece algo de ego, de egoísmo de parte de Wang Jing. Es muy evidente en las entrevistas que ha hecho, que tiene un ego muy grande, y que quiere fama”, analiza Myers.
El empresario chino ha dicho expresamente que quiere pasar a la historia como el constructor del canal, como “el hombre que marca el rumbo”. “Ellos (los nicaragüenses) siempre han tenido este sueño desde hace cientos de años, y de repente un tipo chino aparece y dice que tiene un plan. Así que estaban muy sorprendidos”, dijo Wang al diario británico The Telegraph. Myers, sin embargo, pone en duda la capacidad de Wang de poder terminar de forma exitosa su plan en Nicaragua.
“Hay poca confianza en Wang Jing. Obviamente es billonario y probablemente tiene amigos muy fuertes en China y otras partes del mundo, pero no hay mucha evidencia que ya tiene los inversionistas que necesita, o suficientes inversionistas. Puede ser que tenga algunos, pero no la cantidad que necesita para financiar el canal”, dice la analista.