El pasado viernes 23 publiqué, junto con mi colega Romina Mella, una nota en IDL-Reporteros que traía importante información sobre el caso Lava Jato.
La “Nota misteriosa” reseñaba el contenido de una anotación “hasta hoy desconocida de Marcelo Odebrecht”. En ella, con el estilo ultra-comprimido que era propio del empresario, hay un par de líneas que encierran obvio interés.
Estas son: “Biocom p/ ETH ja. Votorantim soh p/voce e LB. Anuncio Kuntur agora bom para Peru/AG, etc. Aumentar Keiko para 500 e eu fazer visita (ex: Venez). Humala?”.
Por las referencias, es claro que las anotaciones fueron escritas entre 2010 y 2011, como recordatorio para asuntos que evaluar, discutir o resolver. Las preguntas, como es obvio, se enfocan en resolver a qué se refería en concreto Marcelo Odebrecht con esas notas.
Por suerte para casi todos nosotros, el propio Marcelo Odebrecht se encargó de responder las preguntas al día siguiente de la publicación.
El domingo 25, El Comercio encabezó la portada con un título austero pero prometedor: “La delación de Marcelo Odebrecht”. Adentro, en dos páginas, una corta introducción de la periodista Graciela Villasís explicaba que ella logró hacerse de “la transcripción de más de 70 páginas” del interrogatorio que tuvo lugar en Curitiba el 15 de mayo pasado en el que un grupo de fiscales peruanos (Germán Juárez, Rafael Vela y Alonso Peña Cabrera) preguntó a Marcelo Odebrecht sobre su relación con Ollanta Humala, y especialmente sobre sus ‘contribuciones’ económicas a las campañas electorales.
¿De qué les sirve a los fiscales pedir formalmente una información que ya tenían, en mayor detalle, por más de un mes? ¿Por qué no la investigaron más, por qué la mantuvieron en secreto, por qué se hacen los sorprendidos ahora?
Como recordarán, yo publiqué la nota “Interrogatorio en Curitiba” el 19 de mayo. Basado en entrevistas con diversas fuentes, pude reconstruir lo que pasó entonces. Mencioné que Odebrecht se explayó en sus recuerdos hasta incluir a otros protagonistas políticos. Escribí que “Odebrecht dijo que la política de su empresa ha sido la de apoyar en las elecciones a todos los partidos [con alguna posibilidad se entiende] y que se había apoyado a Keiko Fujimori y a la candidata aprista [Mercedes Aráoz]. Otra fuente recuerda que Odebrecht dijo que ese apoyo a varios partidos “le parecía lógico” y mencionó al partido aprista y la candidatura de Keiko Fujimori”.
La nota provocó un revuelo instantáneo y fue mencionada en muchos casos con sobreexcitación en las primeras horas luego de su publicación. En la tarde de ese día salió un comunicado de la Fiscalía que terminaba diciendo que: “Por la confidencialidad de la diligencia no se puede dar a conocer ningún detalle de la misma, por lo cual se lamenta algunas versiones en la prensa que no se ajustan a la verdad”.
Esa frase fue inmediatamente interpretada como un desmentido a mi reportaje y desató una ofensiva intensa de lo más sórdido del lumpenaje trollero del fujimorismo y del Apra. Yo respondí, por supuesto, defendiendo con energía la verdad de lo reportado.
Este domingo, Villasís publicó en El Comercio los extractos más importantes de las declaraciones de Marcelo Odebrecht ese día, traducidas y verificadas oficialmente.
Sus declaraciones no solo comprobaron y ratificaron la certeza del reportaje “Interrogatorio en Curitiba” del 19 de mayo sino complementaron el más reciente “La nota misteriosa” con una sorprendente precisión.
En su declaración Marcelo Odebrecht subraya que la decisión de apoyar al entonces desfavorecido candidato Ollanta Humala fue por “… pedido del ministro [Antonio] Palocci […] para que apoyáramos la campaña de Ollanta Humala”. Cuando Odebrecht ordenó a Jorge Barata que lo hiciera, la reacción de este “cuando hice el pedido fue sentirse incómodo”. Barata, dice Odebrecht en otra parte, “se mostraba muy en contra en relación con él” [Humala].
Es evidente que dentro de Odebrecht hubo discusiones en esa época sobre a quiénes apoyar para mantener la posición privilegiada que había logrado la compañía durante los gobiernos de Toledo y García. Odebrecht se refiere a eso cuando dice, en el extracto seleccionado por Villasís: “En aquella época hasta le sugerí [a Barata], mira, si tienes algún temor de que vaya a haber represalias, porque incluso en esa época él creía que quien iba a ganar, si no me equivoco, era Keiko Fujimori. Y yo le dije: ‘Mira, decide tú, si crees que hay riesgo de represalias, apóyala a ella más”.
¿Tiene entonces ahora algo más de sentido su anotación de: “Aumentar Keiko para 500 e eu fazer visita (ex: Venez)”?
No solo eso, Odebrecht afirmó explícitamente que aunque no podía decir “cuánto fue, para quién fue”, sí podía afirmar “que con seguridad sí apoyábamos a los principales candidatos en todas las elecciones y con seguridad apoyamos en esas elecciones del 2011, debemos haber apoyado a Keiko … probablemente al candidato del partido de Alan García también”.
¿Coinciden las notas con las declaraciones de Marcelo Odebrecht, o no? Y, además, no sobra preguntar de nuevo: ¿coincidió mi reportaje “Interrogatorio en Curitiba” con lo declarado por Marcelo Odebrecht, o no?
Entonces, ¿a título de qué el Ministerio Público emitió aquel comunicado en el que, luego de afirmar el secreto de la entrevista, decía lamentar versiones “que no se ajustan a la verdad”. Vemos ahora que quien redactó y firmó ese comunicado mintió a sabiendas. ¿Para qué, por qué?
Y ahora, en respuesta a la “Nota misteriosa”, no se le ocurrió otra cosa al Ministerio Público que salir con otro comunicado. Lo emitió el lunes 26, para indicar que la rimbombante “Unidad de Cooperación Judicial Internacional y Extradiciones del Ministerio Público activó los mecanismos correspondientes [sic] para confirmar de manera formal la existencia de una presunta anotación en la agenda de Marcelo Odebrecht que menciona a ‘Keiko’…”.
Pasa a informar que, dado que los brasileños no les han dado esa información, “no figura dentro de la documentación en las diversas carpetas fiscales sobre el caso. Es decir […] no obra [sic] la nota en cuestión”.
¿Por qué les sorprende tanto la anotación de Marcelo Odebrecht, hasta el punto de hacerles anunciar al mundo que la única información que “obra” para ellos es la que les llegue empaquetadita con formalidades, protocolos, sellos y ceremonias?
¿Acaso no tenían las notas del interrogatorio en Curitiba, en el que Marcelo Odebrecht les dijo todo eso y bastante más? ¿De qué les sirve pedir formalmente, como si no la conocieran, una información que ya tenían, en mayor detalle, por más de un mes? ¿Por qué no trabajaron en ella, por qué no la investigaron más, por qué la mantuvieron en secreto, por qué se hacen los sorprendidos ahora?
¿A quién quieren engañar? ¿A quién o qué quieren encubrir? ¿Es solo incapacidad?
Está claro, clarísimo que, especialmente en esta circunstancia, el secreto en las investigaciones fiscales no protege estrategias de investigación sino ampara incompetencias, lentitudes, avances selectivos (sobre los lornas, no sobre los fuertes) en forma que si no se corrige, desembocará en el encubrimiento.
Este es el caso anticorrupción más importante de nuestra Historia. Más importante que el de Montesinos-Fujimori, donde casi toda la evidencia quedó virtualmente a la vista. Este, en cambio, requiere profundizar con inteligencia, energía, audacia y espíritu pragmático para llegar al fondo de la cuestión, a los bribones principales que saquearon a su propio país. Y ahora, permitir que la investigación siga en manos incompetentes es condenarla al fracaso.
(*) Reproducción de la columna ‘Las palabras’ publicada en la edición 2494 de la revista ‘Caretas’.