Los datos filtrados por un ex funcionario del banco HSBC abrieron una caja de Pandora que muestra de forma masiva cómo algunos de los hombres más ricos del mundo han utilizado la banca suiza en conexión con otros paraísos fiscales para ocultar de dinero de los sistemas tributarios locales. En el caso chileno, el Servicio de Impuestos Internos recién comenzará las indagaciones, pero los datos obtenidos por CIPER a través de ICIJ y Le Monde ya muestran cuán extendida es la utilización de paraísos fiscales entre la elite chilena. La sorpresa es la magnitud de los dineros de los empresarios chilenos que por allí transitan.
Más de 467 millones de dólares llegaron a tener en la sucursal suiza del banco HSBC las cuentas vinculadas a Chile entre los años 2006 y 2007. El dinero pertenece a 428 clientes, los que fueron identificados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por su sigla en Inglés) gracias a una base de datos obtenida por el diario francés Le Monde. Originalmente la información fue sustraída por el ex empleado del HSBC Hervé Falciani (ver perfil), quien la entregó a las autoridades francesas. Éstas a su vez la han compartido con otros países, desencadenando una serie de investigaciones tributarias que han permitido recuperar cientos de millones de dólares de impuestos no pagados.
Según pudo confirmar CIPER, en Chile el Servicio de Impuestos Internos (SII) ya solicitó a Francia la información sobre los contribuyentes nacionales y durante este semestre se abocará a verificar que hayan declarado sus ingresos y pagado todos los tributos que correspondan. Los montos y el número de clientes que reciba el SII de las autoridades francesas podrían diferir de los de ICIJ, pues la forma en que está estructurada la base de datos admite distintas formas de identificación del país en que tributan las personas y porque en algunos casos la información está incompleta.
CIPER tuvo acceso y analizó la base de datos con los clientes que tuvieron cuentas en el HSBC. Si bien hay algunas personas de bajo perfil público, la lista contiene un número importante de conocidos chilenos de alto patrimonio. Para esta investigación seleccionamos una muestra basada en dos criterios: los montos depositados en las cuentas y los clientes de alta notoriedad pública. La lista está integrada por Andrónico Luksic, José Yuraszeck, Ricardo Abumohor, Óscar Lería, Álvaro Saieh y José Miguel Gálmez, entre otros conocidos empresarios. Fuera del mundo tradicional de los negocios, lo más llamativo es la presencia del clan Kreutzberger, pues si bien la lista no incluye a “Don Francisco”, sí están sus hijos y otros familiares.
El interés por revelar el contenido de estas cuentas no se basa en la curiosidad por conocer los secretos de los millonarios. Este proyecto periodístico internacional –participan más de 140 periodistas de 45 países– busca echar luz sobre los dineros depositados en Suiza, una jurisdicción utilizada por el alto secretismo sobre los patrimonios que resguarda, y en particular sobre clientes del HSBC, banco que ya fue objeto de una investigación del Senado estadounidense que reveló que ha sido usado para proteger fondos provenientes del lavado de dinero para el tráfico de drogas, entre otras irregularidades. Adicionalmente, un gran número de las cuentas –incluyendo las de muchos chilenos– están vinculadas al uso de sociedades domiciliadas en paraísos fiscales, una de las formas más comunes de ocultar quiénes son los verdaderos dueños.
La investigación de ICIJ revela que la rama suiza del HSBC, uno de los mayores bancos del mundo y cuya casa matriz está en Londres, fue utilizada por inversionistas comunes, pero también pordictadores, traficantes y otros que lograron mover dineros ilícitos gracias al banco (ver reportaje principal de ICIJ). Actualmente existen investigaciones tributarias en diversos países que pese a no haber concluido, ya revelan un alto nivel de incumplimiento en el pago de impuestos entre los clientes del HSBC en Suiza.
Según denunció recientemente la Autoridad Tributaria de España, el propio HSBC ayudaba a sus clientes a crear “sociedades pantalla en paraísos fiscales”. En ese país ya se han recaudado US$ 330 millones en impuestos que no habían sido pagados (de los cuales US$ 230 millones provienen del fallecido dueño del banco Santander, Emilio Botín), en Francia van US$ 285 millones y en Inglaterra ya son US$ 200 millones los que se han recuperado. En Bélgica recientemente se presentaron cargos contra el banco por evasión tributaria. Y Argentina lleva a cabo una mediática investigación –incluyendo el allanamiento de sucursales– por la denuncia de la autoridad tributaria de que existe una asociación fiscal ilícita y de que el banco tenía una plataforma diseñada especialmente para que los argentinos evadieran impuestos por unos US$ 3.000 millones.
En una declaración enviada al ICIJ por el propio banco HSBC, se reconoce que esa institución financiera no siempre fue diligente en vigilar que sus clientes cumplieran con las leyes:
“Los bancos privados suizos eran típicamente utilizados por individuos adinerados para manejar su riqueza en una forma discreta. Aunque hay numerosas razones legítimas para tener una cuenta bancaria suiza, en algunos casos individuos se aprovecharon del secreto bancario para mantener cuentas sin declarar. Esto resultó en que los bancos privados, incluyendo el banco privado suizo HSBC, tengan un número de clientes que podrían no haber acatado del todo las obligaciones de impuestos aplicables. Reconocemos y somos responsables por el cumplimiento y fallas de control en el pasado”.
Esa situación, se aseguró en la misma declaración, habría cambiado ya que incluso se habrían deshecho de aquellos clientes que no cumplen con los nuevos estándares. Lo anterior habría provocado una reducción del 70% de los clientes con los que contaban en 2007, último año en que los registros filtrados por Hervé Falciani tienen información (ver declaración completa).
La declaración también dice que no pueden garantizar que la integridad de los datos que filtró Falciani. Lo que es claro es que la lista tiene cierto margen de error: por ejemplo, hay cuentas con saldos negativos o sin montos, lo que no tienen una explicación clara para la autoridad tributaria francesa. También, fechas de apertura aparentemente erradas. El origen de estos posibles errores podría estar en la base de datos con la que trabajó finalmente la autoridad financiera de Francia, que fue una reconstrucción de la base del HSBC, a partir de los archivos de Falciani. Sobre esa lista, ICIJ trabajó para depurar los nombres por países y obtener datos globales.
A diferencia de lo que ocurrió con la investigación periodística que se hizo simultáneamente en varios países, en la información disponible sobre chilenos analizada por CIPER no encontramos evidencias de ilegalidades. No tenemos acceso a otras bases de datos, como las del Banco Central o de Impuestos Internos, cuyo cotejo podría arrojar mayor información sobre flujos irregulares. Los registros disponibles se refieren a un periodo específico y no entregan detalles de cómo salieron los dineros de Chile o de otro país, o de si en el extranjero generaron dividendos u obtuvieron intereses. La tarea del SII será indagar y cotejar la información de estos registros del HSBC con las declaraciones tributarias de los contribuyentes (ver las exigencias de la normativa tributaria chilena).
Los clientes chilenos
Fue en noviembre de 2002 que la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) entregó la licencia al HSBC para operar en Chile, lo que empezó a hacer en enero de 2003. Sin embargo, en 2011 vendió su banca de personas y sus sucursales al Banco Itaú, por lo que hoy sólo opera en el piso 23 de la Torre Titanium, el barrio financiero de Santiago. El HSBC está además autorizado para operar una oficina de representación que puede actuar como “agente de negocios” de su casa matriz, pero no realizar operaciones propias del giro bancario.
De acuerdo a la página web del HSBC, su servicio de banca privada entrega “servicios personalizados que son esenciales una vez superado cierto nivel de riqueza” y ofrece “desarrollar nuevas fuentes de riqueza para futuras generación”. Por ello se especializan en los llamados Family Offices –que manejan las inversiones de familias de alto patrimonio– y ofrecen asesoría tributaria internacional. Se advierte que quienes utilicen los servicios de la banca privada del HSBC no se regirán por las leyes chilenas sino por las de Estados Unidos, Suiza u otros países. Por ello, no es necesario salir de Chile para ser un cliente del HSBC en Suiza.
Tras analizar la lista de nombres y sociedades relacionadas con Chile, CIPER seleccionó cerca de un centenar de personas naturales y jurídicas. Como las cuentas están ligadas a varias sociedades y personas, muchos de ellos grupos familiares o redes de socios, se intentó contactar a al menos una persona de cada grupo. A ellos se les envió una carta que explicaba de qué se trataba la investigación y se les pedía responder tres preguntas: si es que habían abierto cuentas en Suiza y por qué; si esas cuentas seguían activas y si los dineros habían sido informados a la autoridad fiscal chilena o de otro país, pagando los impuestos respectivos.
Se enviaron 27 cartas. Siete personas respondieron y una negó tener conocimiento de la cuenta por la cual se le estaba preguntando.
Luksic, Lería y Arbumohor
La familia Luksic es, según la revista Forbes, la más rica de Chile, con un patrimonio de casi US$ 13 mil millones. El grupo Luksic utiliza una serie de sociedades en paraísos fiscales para invertir en Chile y no es difícil rastrearlas a través de sus memorias y de la información que deben entregar a la Securities and Exchange Comission (SEC), el regulador de valores de Estados Unidos. Ahí, por ejemplo está explicada la red mediante las cuales el fallecido patriarca Andrónico Luksic Abaroa diseñó el control de la matriz financiera a industrial del grupo, Quiñenco S.A., utilizando sociedades con domicilio en Jersey y Liechtenstein.
Pero hay una sociedad que no aparece en ninguno de los registros públicos. Se trata deAndax Establishment, que figura como titular de una cuenta del HSBC en Suiza y está ligada a Andrónico Luksic Craig. Ante las consultas de CIPER, desde Quiñenco respondieron que “corresponde a una sociedad constituida por quien fuera su suegra, que tiene como beneficiarios a sus nietos y en la cual solicitó actuar únicamente como apoderado”. Efectivamente, además de Luksic Craig, la cuenta de Andax está ligada a tres de sus cinco hijos: Andrónico, Davor y Maximiliano Luksic Lederer. Lo que no explica la respuesta de Quiñenco, es por qué si la cuenta la creó la ex suegra de Andrónico Luksic para sus nietos, también aparece ligada a ella su nueva pareja, Rocío González.
Andax Establishment está domiciliada en Vaduz, Liechtenstein, y su perfil de cliente en el HSBC está asociado a cuentas que registran un máximo de US$ 3 millones durante el periodo 2006/2007. Además de los Luksic y González, aparece ligada a ella el abogado austríaco Josef Hier Karl, quien de acuerdo a los registros de la SEC también es director de las otras sociedades del grupo Luksic en Vaduz. El domicilio de todas ellas es el de Marker & Partner, una firma que asesora empresas en la creación, administración y representación de compañías en Liechtenstein y otros centros financieros.
Josef Hier Karl figura también vinculado a otra cuenta de la familia Luksic. El titular en este caso es Caraz Establishment, sociedad que como las anteriores tiene el mismo domicilio en Vaduz, Liechtenstein. Las otras personas ligadas a Caraz Establishment son María Paola Luksic Fontbona, presidenta de la Fundación Andrónico Luksic Craig, y su esposo Óscar Lería Chateau. El monto máximo acumulado en esta cuenta supera los US$ 7 millones.
Lería Chateau tiene una trayectoria empresarial independiente a la de la familia Luksic. Hijo de un inmigrante español que creó la marca de dulces Dos en Uno, Lería ha focalizado sus negocios fundamentalmente en el sector inmobiliario a través de su empresa Osler, que tiene inversiones en esa área en Chile, España y Miami. Esta empresa es socia además de AIM Fútbol, que representa jugadores y realiza consultorías deportivas, y realiza otros negocios agrícolas.
Inversiones Inmobiliarias Osler y Compañía Ltda es una de las sociedades con cuenta en el HSBC en Suiza, con un máximo de poco más de US$ 2 millones durante 2006/2007. Según explicó Lería, la empresa abrió la cuenta pues realizó una inversión en Europa en el 2006. “Las inversiones realizadas con estos fondos lamentablemente nunca rentaron, sino que por el contrario han arrojado cuantiosas pérdidas, principalmente debido a la crisis del año 2008”, explicó Lería, quien aseguró además que los fondos “han pagado los impuestos correspondientes y fueron remesados desde el país al extranjero a través de los mecanismo formales existentes”, es decir, utilizando los mecanismos establecidos en el Capítulo XII del Compendio de Normas de Cambios Internacionales del Banco Central.
Para “estructurar” la inversión antes mencionada, contó Lería, se creó la sociedad The Three Mosqueteers Limited. Esa firma está ligada también a Roberto Abumohor Salman y está domiciliada en las Islas Vírgenes Británicas, uno de los paraísos fiscales más utilizados por los chilenos. Abumohor está fuera de Chile y no contestó la carta enviada por CIPER, en la que se le consultaba también por otras tres sociedades con cuentas en el HSBC de Suiza con las que tiene vínculos, según la base de datos. Dos de ellas están domiciliadas en Singapur –otro país considerado paraíso fiscal– y no registran saldos durante el periodo del cual se tienen datos, mientras que la tercera es chilena y contabiliza US$ 2,2 millones. En esta última es socio con su hermano Ricardo.
Ricardo Abumohor Salman tiene un perfil más alto que Roberto, pero hacen negocios juntos y mientras el primero es el presidente del club de fútbol O’Higgins, el segundo es director. Ambos son empresarios textiles y participan de Manufacturas Interamericanas (Maisa), que tiene marcas como Arrow, Esprit, Guy Laroche, Nino Mori y Osito. Ricardo Abumohor también figura en la lista del HSBC ligado a dos sociedades basadas en Singapur.
Según explicó Abumohor, las cuentas en el HSBC las abrieron cuando empezaron a invertir en el negocio inmobiliario en el extranjero, junto a Óscar Lería (con quien hasta 2010 tuvieron también el exclusivo gimnasio Balthus). Al igual que éste, asegura que sacaron la plata usando las normas del Capítulo XII del Banco Central y que el negocio ha sido “pura pérdida”, por lo que no han tenido ingresos que declarar.
¿Por qué Suiza? Ricardo Abumohor dice que eso fue lo que les recomendó para invertir en Europa su “amigo personal” Ricardo Babul, ejecutivo del banco HSBC. Si bien Babul no pudo ser ubicado, CIPER pudo averiguar que se trata de un ex diplomático chileno que a comienzos de los años ‘80s estuvo destinado en Ginebra como segundo secretario de la Misión Permanente ante la ONU, pero que antes del regreso de la democracia dejó el servicio exterior para emigrar a la banca suiza.
Saieh
Existe un número de cuentacorrentistas del HSBC que aparece con un saldo negativo en la base de datos que está en manos de la autoridad tributaria francesa. Quienes han analizado los datos no tiene una explicación para esto y, al parecer, sus nombres no serían incluidos en las listas que se envían a las agencias fiscales de países que las solicitan. Uno de los chilenos en esta situación es Álvaro Saieh Bendeck, quien ocupa el puesto número 7 del ránking de millonarios chilenos de la revista Forbes, con un patrimonio calculado en US$ 2.500 millones. Saieh es el presidente de Corpbanca y de la supermercadista SMU, entre otros negocios, además de ser el principal financista de CIPER.
La cuenta que aparece en los registros del HSBC está vinculada a Saieh a través de una sociedad domiciliada en Panamá, cuyo saldo negativo arroja US$ -157. “La cuenta que usted señala perteneció a una sociedad extranjera legítima y legalmente constituida. Dicha cuenta, que incluso tenía un pequeño saldo negativo, fue cerrada. Como toda empresa que opera en el exterior, es normal que se abran cuentas corrientes que le permitan operar”, respondió Saieh a la carta enviada por CIPER. Señaló además que a título personal no tiene cuentas corrientes en Suiza, depósitos que generen intereses, ni inversiones que hayan obtenido dividendos, pero que si los tuviera, los habría declarado. Respecto a la cuenta del HSBC, el empresario afirmó que “era de una sociedad extranjera, por lo tanto, al igual que cualquier sociedad externa, no les corresponde informar inversiones ni declarar ingresos en Chile”. Y agregó: “No le quepa duda que, tanto mis ingresos a título personal, como los de las sociedades chilenas de mi propiedad son informados y declarados ante las autoridades chilenas, dando pleno cumplimiento a la legislación imperante”.
Yuraszeck y los Chispas
El empresario José Yuraszeck fue uno de los que contestó de inmediato la carta enviada por CIPER. Los registros del HSBC los ligan a cuatro perfiles de clientes, de los cuales sólo uno de ellos permanecía activo al momento en que Falciani obtuvo la base de datos, con un saldo de US$ 6.368. Según explicó Yuraszceck en su respuesta, a mediados de los años noventa su empresa familiar Santa Cecilia Ltda. encomendó al banco Republic National Bank of New York realizar diversas inversiones en instrumentos en Europa. Aunque Yuraszeck no lo dice, pues no se le preguntó específicamente por el nombre del banco en que estaban las cuentas, es posible que figure en la base de datos del HSBC debido a que éste compró en 1999 el Republic National Bank of New York.
Al igual que otros consultados, el empresario dijo haber sacado los recursos al amparo de las normas del Capítulo XII del Banco Central y luego haber ingresado al país las remesas con la autorización expresa de la misma institución. Incluso cita el certificado del Banco Central, que señala que para entonces tenía un saldo de US$ 18,58, “los que corresponden a nuestros gastos de cierre de cuentas”. Yuraszeck dice que la cuenta de Santa Cecilia la tuvo a través de Packington Industries Ltd. (una sociedad en las Islas Vírgenes) y que las remesas a Chile se realizaron entre marzo de 1999 y diciembre de 2001, fecha en que cerró la cuenta.
“Respecto de los impuestos, la sociedad Inversiones Santa Cecilia Ltda. es una sociedad que presenta todos los años su declaración de impuestos, es revisada anualmente por el Servicio de Impuestos Internos y paga lo que le corresponde según las utilidades que obtenga. En el caso concreto de lo consultado, le puedo informar que el Servicio de Impuestos Internos conoció completa y detalladamente la situación planteada por ustedes y relatada en este correo, la revisó exhaustivamente y, al día de hoy, la sociedad no tiene ningún tema tributario pendiente y ha pagado los impuestos por todas las utilidades obtenidas”, señaló José Yuraszeck.
La respuesta de Yuraszeck fue recibida en los días en que se desprendía de sus acciones de Azul Azul (la sociedad anónima que maneja el club de fútbol Universidad de Chile) y se aprestaba a partir de vacaciones, lo que puede explicar que no haya respondido una pregunta enviada posteriormente: ¿Tenían esas inversiones alguna relación con los pagos recibidos por la venta de Enersis? En 1997, Yuraszeck, entonces presidente de Enersis, protagonizó el llamado “Caso Chispas”, cuando junto a un grupo de ex ejecutivos de la empresa eléctrica vendió su participación a Endesa España. La Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) les aplicó una millonaria multa por considerar que en la operación habían privilegiado su condición de accionistas por sobre los deberes que tenían como directores o ejecutivos, utilizando sus cargos en beneficio propio en vez del resto de los accionistas.
La duda surge porque en su ficha Yuraszeck aparece identificado como “director general de Enersis” y porque algunos de los denominados “gestores clave” de la operación Chispas aparecen en los registros del HSBC. Por ejemplo su ex socio Marcos Zylberberg figura ligado a siete perfiles de cliente del HSBC, varios de ellos inactivos, pero que entre los activos suman un máximo de US$ 29 millones para el periodo 2006/2007. También hay una ficha de Alfonso Torrealba, quien es identificado como “director general de Enersis”. Se vincula a tres cuentas, dos sociedades en las Islas Vírgenes, y registra un máximo de poco más de US$ 1 millón durante el mismo periodo. Mientras Zylberberg no pudo ser contactado, Torrealba no contestó la carta.
La base de datos de chilenos del HSBC tiene distinto nivel de información y algunos de ellos sólo aparecen listados, sin un lazo a una cuenta en particular. Es el caso de los ex ejecutivos de Enersis Arsenio Molina, Marcelo Brito y Eduardo Gardella, de quienes no hay detalles. Mientras el primero no pudo ser contactado, los dos últimos no respondieron.
Colodro y De Andraca
Una larga historia tiene la cuenta de Marco Colodro en Suiza. Lo que dice el registro del banco es que durante los años 2006/2007 su cuenta, cuyo perfil pertenece a una sociedad domiciliada en Panamá, tuvo un máximo de US$ 26,6 millones, uno de los más altos entre los chilenos del HSBC. Colodro, quien actualmente es director del Banco Santander, es uno de los empresarios ligados a la Concertación, en cuyos gobiernos fue vicepresidente de BancoEstado, presidente del directorio de TVN y director de Codelco. Anteriormente estuvo vinculado a la cadena de farmacias SalcoBrand, un negocio familiar.
Colodro comenzó a acumular su fortuna en México, hasta donde tuvo que partir exiliado en 1974. “Desarrollé una importante carrera empresarial; específicamente en el área de construcción e inmobiliaria. Como resultado, se generó un patrimonio relevante y decidí operar con un banco en Suiza por razones de confidencialidad; especialmente teniendo en cuenta mi intención de regresar a Chile bajo dictadura, lo que materialicé en 1982”, contó en la carta de respuesta a CIPER. El empresario, quien lamentó el daño reputacional que podía generarle este reportaje, aseguró estar “absolutamente al día” en sus obligaciones tributarias.
Su hermano Salvador Colodro también aparece en la base de datos con dos cuentas, junto a varios integrantes de su familia. Sin embargo, descartó tener una cuenta en Suiza. “Hago saber a usted que no es efectiva la información que manifiesta, ya que tanto la cuenta como la sociedad que usted señala no son mías, y me son absolutamente desconocidas”, respondió. Durante su proceso de chequeo, otros periodistas de ICIJ se encontraron con situaciones similares, en que los nombres aparecían en la lista porque su banco o administrador de fondos los había transferido sin autorización. No sabemos cuál es la explicación para el caso de Salvador Colodro.
El presidente de la Compañía de Aceros del Pacífico (CAP), Roberto de Andraca, también se mostró extrañado al comienzo cuando se le consultó por su cuenta suiza con US$ 1 millón, pues no tenía conocimiento de ella. Después de indagar un poco, explicó que en 2006 vendió una casa que tenía en Holanda (donde vivió en los años ’70) y en el proceso de pago las platas pasaron en algún momento por el HSBC en Suiza. Parte del dinero lo trajo a Chile, pero la mayor parte fue a parar a un trust en Holanda, donde dejó el mandato de que cuando muera el dinero sea repartido entre sus dos hijos. De Andraca aseguró que de ninguna forma creó el trust para evadir el impuesto a la herencia, que en Chile llega hasta el 25%.
Los que no respondieron por sus cuentas
CIPER envió cartas a los emails personales de al menos un miembro de cada grupo o familia asociada a una cuenta del HSBC. Aunque se les dio varios días para responder, la mayoría no acusó recibo de la carta. A continuación, un resumen de las cuentas:
Si bien Mario Kreutzberger, más conocido como Don Francisco, no figura en ninguna de las cuentas del HSBC, varios de los integrantes de su familia aparecen en la lista. CIPER intentó contactarlos, pero no recibió respuesta. Su hermano René Kreutzberger, por ejemplo, registra casi US$ 5 millones como máximo para el periodo 2006/2007. Entre las personas ligadas a su perfil están Patricio, Francisco y Vivian (Vivi) Kreutzberger Muchnick, hijos del animador de televisión, además de dos sociedades domiciliadas en las Islas Vírgenes Británicas y una en Panamá. Vivi y su ex marido, Andrés Numhauser, aparecen además ligados a una cuenta de MPA Group, la sociedad matriz de inversiones de la familia Kreutzberger, que sólo registra US$ 1.000 de saldo.
En la lista de personas relacionadas con Chile, el monto más alto pertenece a Susette Feuerstein, ligada a cuentas que en el periodo 2006/2007 suman un saldo máximo de US$ 83 millones. También aparece vinculada a su padre, David Feuerstein, quien a su vez registra un máximo de US$ 6,2 millones en la cuenta de una sociedad domiciliada en las Islas Vírgenes Británicas. Feuerstein es conocido por ser un sobreviviente del Holocausto, quien luego de huir del campo de concentración nazi de Auschwitz, en Polonia, emigró a Chile. Es el presidente de la Sociedad Chilena para el Recuerdo de los Mártires y Héroes del Holocausto, y el Senado le otorgó la nacionalidad por gracia. De acuerdo a versiones de prensa, su fortuna la hizo como representante de la marca de relojes Seiko. Feuerstein no contestó la carta que le enviamos y en su oficina nos dijeron que su hija Susette no vive en Chile. Su ficha en el HSBC la relaciona con personas domiciliadas en Brasil e Israel.
Ergas es un apellido que se repite entre la lista de chilenos. No se trata de una, sino de varias familias, pero no fue posible obtener respuesta de ninguna de ellas. La que registra un mayor saldo es la del empresario del mundo de las finanzas Moni Ergas, quien falleció en 2010. Su cuenta tuvo un máximo de US$ 38 millones, y está ligada a una sociedad con domicilio en Uruguay. Contactamos a sus hijos Jacques y Rosa, quienes también aparecen en la cuenta, pero no hubo respuesta.
Jacob Ergas Ergas, el tercer mayor accionista del Banco de Chile, aparece en la lista del HSBC a través de una sociedad panameña que entre 2006 y 2007 muestra un saldo de US$ 21 millones. Se vincula también a una sociedad en el paraíso fiscal de la isla de Guernsey y otra en las Islas Vírgenes Británicas. Es una cuenta donde aparecen otros miembros de su familia, como sus hijos que lo secundan en los negocios: Jorge y Andrés Ergas Heymann.
Otras cuentas están vinculadas a los herederos de su hermano Isaac Ergas Ergas: su viuda Mónica Weisner y sus hijos Alejandro y Eduardo Ergas Weisner. Tienen montos máximos que suman US$ 15 millones y se relacionan con varias sociedades en las Islas Vírgenes Británicas.
El tercer hermano, el médico Enrique Ergas Ergas, es el más desconocido de la familia, pues hace muchísimos años que vive en Nueva York. En la consulta en que ejercía como traumatólogo dijeron que ya estaba retirado y no fue posible ubicarlo. Sus cuentas tuvieron máximos que suman más de US$ 10 millones y se vinculan con sociedades en las Islas Caimán y en Uruguay. Por el tiempo que lleva viviendo en Estados Unidos, es posible que no sea contribuyente chileno.
Avayú es otro apellido que se repite. La rama integrada por los hermanos Isaac y Jaime Avayú Eidelstein, dueños de la empresa textil Sportex, comparten una cuenta ligada a una sociedad basada en las Islas Vírgenes Británicas que tuvo un máximo de US$ 1,6 millones en 2006/2007.
Por otro lado están los Avayú dueños de Indumotora, donde Marcela Avayú Waissbluth y su primo Eduardo Avayú Guiloff están ligados a las cuentas con saldos más altos: US$ 22,8 millones. Este monto se reparte entre una cuenta que comparten ambos y tres cuentas domiciliadas en Singapur. Dichas cuentas también están vinculadas a los padres de Marcela y Eduardo, los hermanos León y José Avayú Beresi. A diferencia de la otra rama de los Avayú, a esta no fue posible enviarle la carta con preguntas a tiempo.
El conocido empresario inmobiliario Abraham Senerman es otro de los chilenos de la base de datos del HSBC. Su ficha lo liga a sociedades en diversos paraísos fiscales y también al empresario de origen palestino Said Khoury, con quien no le encontramos lazos conocidos fuera de la cuenta, por lo que podría deberse a una inconsistencia en los datos. De hecho una cuenta con nombre árabe y domicilio en Inglaterra es la que muestra un saldo mayor (US$ 16 millones), mientras que otra que sólo se identifica con un número tuvo un máximo de US$ 1 millón. La única cuenta perteneciente a una sociedad chilena propiedad de Senerman tiene un saldo igual a cero. Las cuentas que lo ligan a su hijo Ricardo Senerman, registran domicilios en Islas Vírgenes y Guernsey, y sus montos máximos suman casi US$ 50 mil. Las oficinas de Sencorp, la matriz de los Senerman, está en el piso 52 de la torre Titanium, que ellos mismos construyeron y que alberga al HSBC en el piso 23.
Uno de los ex dueños de la multitienda París, José Miguel Gálmez, está vinculado a dos sociedades domiciliadas en las Islas Vírgenes Británicas que entre 2006 y 2007 suman US$ 6,5 millones en la base de datos del HSBC.
Las únicas cuentas vinculadas exclusivamente a mujeres son las de la empresaria Paula Kraushaar y sus dos hijas. En el HSBC, Kraushaar figura con una cuenta domiciliada en las Islas Vírgenes Británicas, con un monto máximo de US$ 1 millón en 2006/2007.
Dueña de Inversiones Portfolio, Kraushaar es viuda de quien fuera dueño de Laboratorio Chile, Alfredo Andonie. Fue acusada de uso de información privilegiada cuando vendió la empresa en 2001, delito que la SVS luego no pudo acreditar. En 1999 el SII la había perseguido judicialmente por no pagar todos los impuestos que correspondían por la herencia que recibió tras la muerte de Andonie, pese a que pagó el monto que había subdeclarado.
Por último, el empresario Juan Hurtado Vicuña, uno de los dueños de Consorcio Financiero, tiene una cuenta ligada a una sociedad en las Islas Vírgenes Británicas. Está asociada a uno de sus hermanos, Pedro Hurtado Vicuña y a Juan Luis Gueneau de Mussy Martin de Marolles, quien según publicaciones periodísticas ha sido el histórico administrador de la fortuna familiar. La cuenta del HSBC registra un máximo de US$ 170 mil para el periodo del que hay información. CIPER intentó contactar a Juan Hurtado después que al resto de los cuentacorrentistas, cuando éste ya se encontraba de vacaciones, por lo que no fue posible obtener su versión.
Amnistía tributaria: ¿Un salvavidas? El principio que rige la tributación de los chilenos por sus ingresos el extranjero se encuentra bien arriba en la Ley de Rentas, en el artículo 3: “Toda persona domiciliada o residente en Chile, pagará impuestos sobre sus rentas de cualquier origen, sea que la fuente de entradas esté situada dentro del país o fuera de él”. Es decir, todos los contribuyentes deben declarar los ingresos que hayan recibido, como honorarios, intereses, dividendos, etc, sin importar dónde los hayan recibido. Parece simple, pero no lo es tanto, porque una cosa es lo que dice el papel y otra la capacidad que tiene el Servicio de Impuestos Internos para fiscalizar a los chilenos que tengan una sociedad en las Islas Caimán, manejada por un trust en Singapur, que a su vez tiene una cuenta en las fortalezas de la banca suiza. La ley exige que para sacar más de US$ 10 mil dólares del país hay que registrarlos en el Banco Central, de acuerdo a las normas del Capítulo XII del Compendio de Normas Internacionales. Y para la operación inversa, el Capítulo XIV es el que norma el ingreso de remesas, junto al DL 600 si es que lo que se está haciendo es una inversión extranjera. Entremedio –entre que salen y vuelven los capitales– se espera que los contribuyentes chilenos declaren sus rentas y paguen los impuestos correspondientes. Desde el punto de vista del SII, hasta ahora no se exigía declarar todas las rentas, sino sólo las percibidas, es decir aquellas que llegaran al poder del contribuyente. Se podía tener una sociedad en Tórtola, en las Islas Vírgenes Británicas, sin necesidad de declararla si es que, por ejemplo, no se retiraban utilidades. Tras la reforma tributaria del año pasado, el sistema funciona sobre base devengada, por lo que cualquier renta pasiva (dividendos, intereses no bancarios, etc) paga impuestos, aunque no haya sido recibida por el contribuyente. Esta norma, que se basa en los principios CFC (por su nombre en inglés Controlled Foreign Corporation o Corporación Extranjera Controlada), comenzará a regir el 1 de enero de 2016 y busca terminar con la elusión de impuestos en paraísos fiscales. Pero hasta entonces, los chilenos que no hayan pagado sus tributos o declarado sus rentas, podrán acogerse a una amnistía tributaria para regularizar su situación. Informalmente se habla de que hay US$ 50.000 millones chilenos en el extranjero que potencialmente podrían acogerse a este beneficio, aunque el gobierno estima que se regularizarán unos US$ 1.500 millones. La norma contempla que sólo deberán pagar una tasa de 8%, aunque no ingresen los capitales al país, lo que dejaría una recaudación de unos US$ 120 millones. Este artículo transitorio de repatriación de capitales fue propuesto por el senador socialista Juan Pablo Letelier y generó una gran polémica durante la tramitación de la reforma tributaria, porque podría fomentar el blanqueo de capitales cuyo origen no siempre está claro. En el SII confían en que el criterio de trazabilidad que se exige a los contribuyentes elimina ese riesgo. De hecho, la abogada tributarista Soledad Recabarren dijo a La Tercera que no recomienda declarar los fondos en el exterior porque si el SII considera que no se certifica la trazabilidad de los fondos hasta sus orígenes, le puede terminar cobrando una tasa de 48%. Su colega Alexander Letonja, de Cabello, Letonja & Cia, considera que la norma es un contrasentido, pues grava con 8% a quienes han incumplido sus deberes tributarios y en cambio quienes han respetado la ley han debido pagar una tasa de 32%. Sin embargo, el contrasentido mayor puede generarlo irónicamente la lista Falciani. El SII ya se contactó con las autoridades tributarias francesas para pedir los antecedentes de los chilenos, en virtud de un acuerdo bilateral, y espera contactar a los contribuyentes durante el primer semestre. En un año normal, quienes hayan infringido las normas tributarias arriesgarían desde devolver los montos no pagados con todos los reajustes correspondientes, hasta una querella por delitos tributarios, si es que se descubre que encubrieron maliciosamente los fondos usando un alias o que las cuentas en Suiza fueron parte de una planificación tributaria agresiva. Pero el 2015 no es un año normal. Los titulares de las cuentas suizas, sabiendo que el SII accederá a toda la información, podrían acogerse a los beneficios de la amnistía fiscal y pagar sólo el 8%, regularizando su situación. Si pueden demostrar el origen de esos dineros, claro. Desde el 1 de enero de 2016, quienes no se hayan acogido a la norma transitoria y tengan fondos en el exterior deberán de todos modos atenerse a los cambios de la reforma tributaria, declarando sus rentas sobre base devengada y sometiéndose a las nuevas atribuciones antielusivas del SII.
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