El otro día, en Willax Televisión nada menos, ocurrió una sugerencia afortunada. Fue en el programa ‘Beto a Saber’, donde su conductor, Humberto Ortiz Pajuelo entrevistaba a su colombroño (para usar la palabra que prefiere Vladimiro Montesinos) Humberto Jara.
Los dos son Humbertos de fábrica, pero a ninguno parece gustarle el nombre. Los llamaremos, entonces, como se conocen y los conocen.
Fue una entrevista cómplice, en la que Ortiz colocaba las preguntas para que Jara pateara las respuestas. Yo fui uno de sus objetivos, los fiscales del Equipo Especial Lava Jato fueron otros y hasta el Grupo El Comercio llevó lo suyo.
Hablaron nada menos que sobre periodismo: Jara sostuvo que yo no era periodista sino un “operador político” y luego que El Comercio (y también Cuarto Poder) presentaba como investigación lo que no era más que transcripción. Y así, sentenció Jara ante su complacido entrevistador: “… se le ha hecho un daño inmenso al periodismo de investigación […] ¡recuperemos lo que hemos perdido! […] que la justicia sea justicia, los fiscales sean fiscales … y el periodismo haga periodismo”.
Y ahí Jara pronunció la frase afortunada del día: “A la luz de los hechos, a los que piensen en contrario, los invito a revisar archivos”.
Muy buena idea. Revisemos archivos para ver qué nos revelan sobre la práctica de Jara en aquel periodismo que hoy él insiste en recuperar.
¿Precisamos de un guía en ese rescate de memorias? ¿Por qué no? Y para mantener coherencia narrativa, que este sea el propio Beto Ortiz.
El 7 de abril de 2008, Perú21, entonces dirigido por Augusto Álvarez Rodrich, dedicó toda su página del lector a una carta de Beto Ortiz y a la respuesta del propio Álvarez Rodrich:
Beto Ortiz empezaba indicando que, después de haber entrevistado a José Francisco Crousillat en el entonces penal San Jorge, no le cabía ninguna “duda de que Umberto Jara sirvió como operador del SIN en la infamante Hora 20 de Canal 4, […] el odioso portavoz del enemigo para todos los románticos que, por tratar de seguir haciendo periodismo en esa época de mierda fuimos, precisamente, enmierdados para siempre por esa maquinaria de la que Jara –el hoy testigo clave– era aplicadísimo operario”.
Ortiz reclamaba duramente a Álvarez Rodrich no solo haber dado crédito a las versiones sesgadas de Jara sino haberlo “adoptado… ¡como articulista!, […] para que tan versátil súper asesor montesinista (que más que en Perú.21 debería estar en San Jorge) se despache a su real antojo. De ese modo, Augusto, terminas contribuyendo […] [a su] cruzada multimedia de relanzamiento personal, su tan soñado pasaporte a la impunidad, su anhelada –y exitosa– campaña de descarachamiento”.
“Lo que hizo Jara” continuó Ortiz, “valiéndose de su cartel de periodista durante los 10 años de dictadura […] es periodísticamente imperdonable: usar el carné de prensa como chaira para acuchillar a todo aquel que osara tener una opinión distinta –ni siquiera a la suya– sino a la de sus omnipotentes amos es, simple y sencillamente, un crimen que tiene que repugnar a todo periodista que quiera a su oficio y lo defienda como a su vida”.
Por eso, proseguía Ortiz, “te diré que Umberto Jara personifica y resume a la perfección todo lo que hay que aprender a detestar en un periodista: se ocultó cobardemente entre las sombras para dañar a otros, mintió siempre con la misma sangre fría con que le miente ahora a la justicia, se alquiló a un poder, (y a un poder corrupto, para colmo), modificó siempre su «línea» según la conveniencia del momento y la seguirá cambiando siempre al son que los dólares le toquen y, lo peor de todo: no dudó en utilizar a sus amigos más leales para «darles empleo» poniéndolos como fachada de todas sus tropelías y ni siquiera le importó que algunos de ellos terminaran enjuiciados por delitos que le sirvieron para lograr el tan acariciado sueño del ascenso social”.
“Protesto” terminaba Beto Ortiz su carta a Perú21, “porque no es justo que los vendidos y los traidores gocen ahora de un espacio que, por derecho, pertenece a los que cumplieron su deber de periodistas […]. Me entristece mucho que el diario del que –creo– formo parte le abra hoy sus puertas tan alegremente a semejante lumpen y me entristece más todavía comunicarte mi decisión de no volver a publicar mi columna en Perú.21 mientras sigas publicándole artículos a Umberto Jara. Nada me obliga a convivir con mercenarios”.
Y ahí, respuesta argumentada de Álvarez Rodrich de por medio, terminó la colaboración de Beto Ortiz con Perú21.
En días previos, Beto Ortiz había realizado y propalado, en el programa “Enemigos Íntimos” en canal 2, una detallada investigación sobre Umberto Jara: su papel en Hora 20, su relación con Montesinos, su acción como agente del SIN (y de Montesinos en particular) para armar y producir los programas de Hora 20 como vehículo de guerra psicológica del SIN.
Como Jara negaba haber visitado a Montesinos y hasta haber sido el director de facto de Hora 20, “Enemigos Íntimos” emitió, a partir del 2 de abril de 2008, un largo reportaje sobre Jara.
A lo largo del reportaje quedó claro que Jara había sido el director (o encargado) real de Hora 20. Y Hora 20 era un programa con características particulares.
• Hora 20 fue el resultado de un hecho poco común en los anales de la corrupción. Un soborno millonario (a Crousillat, vídeo de por medio), respaldado por un contrato, que firmó Crousillat, que lo comprometía a destinar un programa en canal 4 los domingos a las 8 de la noche, para promover la reelección de Fujimori el año dos mil. En la práctica, el afianzamiento de la dupla Fujimori-Montesinos en el poder.
• Crousillat confesó no tener injerencia en el programa, como dijo a Beto Ortiz. Eso lo manejaba Jara en consulta con Montesinos.
• En ese tiempo, Jara era simultáneamente asesor del entonces ministro de la Presidencia del fujimorato, Edgardo Mosqueira y director de facto de Hora 20. De hecho, Crousillat confesó haberse encontrado con Jara en un pasadizo en el SIN, cuando lo vio ahí por primera vez. Jara estaba con Mosqueira en una reunión con Montesinos. En sucesivas ocasiones, afirmó Crousillat, él fue con Jara al SIN y en varias otras, Jara acudió solo, especialmente los sábados, para presentar, como revelaron otras fuentes, el programa del día siguiente para la aprobación de Montesinos.
• Luego de la sangrienta agresión a Fabián Salazar, perpetrada por agentes del SIN el año dos mil, Jara se encargó de preparar el programa de Hora 20 destinado a desacreditar la versión de Salazar. El programa fue coordinado en el SIN y el piloto del mismo tenía la locución del propio Jara, que fue luego cambiada por otra voz para su transmisión.
Tal es el apretado resumen de lo que sacó a luz el programa de “Enemigos Íntimos” sobre Jara, en 2008.
En los siguientes enlaces se lo puede ver completo.
Además de lo anterior, varios otros testimonios corroboraron y ampliaron la información sobre las visitas de Umberto Jara a Montesinos en el SIN.
Los dos secretarios de Vladimiro Montesinos, los capitanes EP Wílber Ramos y Mario Ruiz, declararon ante la subcomisión presidida por el entonces congresista (2001-2006) Luis Guerrero, que Jara era asiduo visitante al SIN “en particular los días sábados, oportunidades en que mostraba al exasesor presidencial Vladimiro Montesinos los reportajes editados que al día siguiente serían propalados por el programa ‘Hora 20’ que él conducía en Canal 4 de Televisión […] y lo mismo ocurrió por la época en que el periodista Fabián Salazar fuera torturado por agentes del SIN”.
En la “comisión Towsend”, el capitán Ramos Viera declaró lo siguiente:
“Bueno, sí tengo conocimiento sobre ese vídeo que salió. Por qué le digo esto, porque el doctor le entregó el vídeo al señor Crousillat y el señor Crousillat después se lo entrega a Humberto Jara porque antes de realizar el programa Hora 20 o cuando se realiza el programa Hora 20 se reunía con Jara, eso fue un día sábado, le daban para que lo trabajen porque veía a Jara el sábado y venía con un video de lo que iba salir el día domingo y el doctor lo veía y eso ya se veía el domingo”.
El mismo informe contiene la declaración de otros testigos:
“Asimismo, José Francisco Crousillat y el periodista Umberto Jara no sólo fueron reconocidos por el Testigo III, sino por otros testigos más, como personas que visitaban las instalaciones del Servicio de Inteligencia Nacional, y conversaban directamente con Vladimiro Montesinos.
Así, sobre Umberto Jara dice el Testigo III:
“Era conocido, cualquier cosa que tenía que pasar en el programa, él iba directamente a recibir órdenes de Montesinos…ha ido muchas veces… Él siempre iba…porque él era la persona de que pasaba de Hora 20, él iba a recibir instrucciones de lo que tenía que decir en Hora 20, de Montesinos’.
Por su parte el Testigo 2, afirma que Umberto Jara estuvo en esos días en el SIN:
“Mientras que se desarrollan los estos acontecimientos a posteriori de estos hechos, yo recuerdo haberlo visto al señor Humberto Jara en el SIN…Ahora, lo he visto conversando en privado con el asesor Montesinos en una sala, no sé de que han tratado y ha salido por el lado privado del doctor Montesinos, como que también ha entrado por ahí y si más no recuerdo, Crousillat hijo ha estado con él. De eso me acuerdo”.
Hay que señalar, que a esta persona este testigo lo ha visto en otras oportunidades en el SIN conversando con Montesinos.
También lo vio Matilde Pinchi Pinchi.
Así que ya ven, revisar archivos no solo refresca y precisa memorias sino añade nuevos conocimientos.
Después de leer la evidencia incontrovertible sobre la cercana relación operativa de Umberto Jara con el SIN y con Vladimiro Montesinos, queda bastante claro qué tipo de ‘justicia’, de ‘fiscalías’ y, sobre todo, de ‘periodismo’ Jara quiere recuperar, reptando entre mentira y mentira con la complicidad de algunos idiotas.
Algunos lectores quizá puedan preguntarse:
¿Cómo Beto Ortiz, la persona que atacó con tanta fuerza y documentación a Jara en 2008, durante sus primeros intentos de reciclaje y blanqueo de reputación, actúa ahora como su cómplice?
¿Son, para utilizar la imagen de su carta de 2008, los poderes equívocos de la chaira disfrazada de carné de prensa los que estimularon su involución moral?
Es más complejo que eso. Se necesitará otra excursión por los archivos, sin el mismo guía, claro está, para entender el proceso y sus resultados.