En la noche del jueves 7 de marzo, Alan García Pérez, que varias horas antes había intentado ‘demostrar’ en forma patéticamente fallida que el testimonio de Marcos Grillo en Curitiba lo exoneraba, lanzó bruscamente un ataque contra mí en su twitter, con una furia ciega y un desenfreno que se zambulle en lo psicótico.
Esta es la secreción vespertina de García:
Gorriti, el toledista que introdujo la mafia extranjera de Maiman, Danon, Shavit y otros, cree que puede proyectarme la inmundicia de su alma. El ladrón cree a todos de su misma condición.
— Alan García (@AlanGarciaPeru) March 8, 2019
Aquí le contesto. Soy periodista y director de IDL-Reporteros, y en esa condición respondo. Pero a la vez lo hago como persona y como ciudadano y como tal digo que ver a un ex presidente de la República excretando coprolalia como un canalla y un rufián en decadencia no me merece otra cosa que desprecio. El individuo sin control ni asusta ni afecta ni amilana. Se revela a sí mismo, más bien y, sin querer, convierte su desboque en confesión.
Apenas días después de su rabioso ataque antisemita en la entrevista que dio en El Trome –y que lo obligó a un pedido de disculpas más falso que billete de 13 intis–, García Pérez retornó al mismo tipo de insulto delirante, solo que esta vez cambió “judío” por “extranjero”. Y algún nombre por otro. Algo así como ponerse una tanga de hilo dental y decir que anda vestido.
Menciona a Maiman, Dan On y Shavit y dice que yo los traje. ¿Qué tengo en común con ese trío? Que, igual que ellos, soy judío. Una condición, que tuvieron por ejemplo, Einstein, Spinoza y Freud, cuyas vidas eminentes sufrieron también, como millones de otros judíos, los ataques antisemitas.
En su descontrol, sin embargo, García comete (ya que hablamos de Freud) actos fallidos en cadena.
Dice que yo introduje la mafia de Maiman, Dan On y Shavit. ¿Si? Veamos primero al más importante de los tres. ¿Quién introdujo a Maiman, con quién hizo este tempranos negocios mafiosos? ¿Saben quién?
Sí. Ese. Alan García Pérez.
Durante el primer gobierno de García Pérez (1985-1990), Josef Maiman traficó con papeles de la deuda externa peruana, cuando Luis Alva Castro fue ministro de Economía. El hombre de confianza de Maiman fue Víctor Joy Way y con él entró innumerables veces a Palacio de Gobierno, acompañado también por Alva Castro o por Leonel Figueroa.
El esquema fue comprar los valores al 20% o 25% de su valor para luego revenderlos a un precio muy superior. En determinado momento, Maiman tuvo problemas con Joy Way, quien ya había empezado a hacer negociados por su cuenta con el gobierno de García. Sin embargo, Maiman no se fue. Financió por lo menos un gran proyecto más y tuvo el tipo de relación con García (a veces tensa, otras cómplice y conveniente) que le resultó tan lucrativa.
¿Y Shavit, a quien menciona hoy? Shavit es yerno de alguien con quien García tuvo una continua, notoria y larga relación: Baruch Ivcher. Pero no solo eso. Tienen además amigos, o socios, en común. Los de Chim Pum Callao. ¿Hay que recordarle a García su amistad y colaboración con Álex Kouri? ¿O con Félix Moreno? ¿Se acuerda García de quién lo libró de la investigación por los delitos cometidos, precisamente, con los papeles de la deuda externa? Fernando Vivas lo hizo en El Comercio el 18 de febrero de 2017: “En 1993, el Congreso Constituyente formó una nueva comisión, al mando de Álex Kouri. Por ahí desfiló Joy Way, ya convertido en connotado fujimorista. El informe final lo eximió de responsabilidad”.
El hoy colaborador eficaz Shavit hizo buena parte de sus negocios en el Callao, con Chim Pum Callao. ¿Negará García la relación con sus líderes Kouri y Moreno?
Al acusar de mafiosos a Maiman, Shavit y Dan On, García habla, por lo menos en dos de esos tres casos, sobre fechorías y lucros que él conoce mucho mejor que los demás.
¿Inmundicia de alma? Estoy bastante tranquilo en cuanto a la buena, disciplinada y continua higiene de la mía. En cuanto al alma de García Pérez, no tengo duda que su aroma moral le provocaría convulsiones agónicas hasta al Scarabaeus laticollis también conocido como escarabajo pelotero o empujamierda.
Respondo también ahora como director de IDL-Reporteros. Ni yo, ni ninguno de los periodistas que trabaja en este medio, alberga duda sobre la causa del ataque furioso de García Pérez: nuestra investigación, especialmente el reportaje sobre “Alan García y la Caja 2” publicado el 15 de noviembre pasado.
Horas después de la publicación, García fugó a la residencia de la embajada de Uruguay. Cuando tuvo que dejar la embajada, se lanzó a una campaña para desprestigiar la investigación y a la vez adecuar su versión a los hechos conforme estos se revelaban. La ha cambiado tantas veces, a costa de tantas contradicciones, que solo ha logrado reforzar la sólida evidencia presentada por IDL-R.
Luego de las declaraciones recientes en Curitiba, queda claro que, al saber que en abril, cuando Barata hable habrá revelaciones que él no podrá prevenir, García Pérez ha perdido cordura y control.
Sus ataques no nos espolean a acelerar nuestras investigaciones porque no necesitamos ningún estímulo para hacerlo. Es nuestra misión y la llevaremos a cabo con entera dedicación y esfuerzo.
Pero añado, ante las injurias rufianescas de un canalla, que no solo continuaremos investigando el caso Lava Jato con rigor y concentración plenos; sino que estamos y estaremos preparados para defender la investigación periodística; y para defendernos, con la energía, la fuerza y la decisión que la situación demande.