Mientras la Marina se negaba a comprarle, FAME SAC logró venderle al Ejército.
El 17 de setiembre del 2013, FAME contrató con el Servicio de Intendencia del Ejército (SINTE) la venta de 280 chalecos de protección balística nivel IIIA (que impiden el paso de munición 9 mm Parabellum), mediante un contrato en la modalidad de encargo, firmado por el general de Brigada Fernando Acosta, entonces jefe del SINTE, y el coronel EP Carlos Pérez Ryan, entonces gerente general de FAME SAC.
Por cada chaleco se pagó 1,579.20 soles (en total 442,176.00 soles) También se compraron 560 placas balísticas nivel IV (resisten balas de fusiles, Galil, M16, FAL y AKM). Cada una costó 676.75 soles (en total 378,980.00 soles).
El contrato de compra estipulaba el requisito que los fabricantes se encuentren en la lista de empresas aprobadas por el NIJ STD 0101.06 o equivalente, y señaló que el chaleco tenía la certificación de cumplimiento de la norma NIJ 0101.06 (certificado de AITEX).
En un segundo contrato firmado el mismo día por las mismas personas, FAME SAC vendió al SINTE 970 placas de protección balística nivel IV de HighCom Security. El lote costó 656,447.50 soles. Toda la compra importó 1’477,603.50 soles.
A partir de ahí, las cosas empezaron a ir cuesta abajo. Los chalecos fueron entregados al SINTE, donde pronto se les encontró defectos (en las placas, según fuentes dignas de crédito), que descartaron su envío al VRAE.
En diciembre del año pasado, luego de obvias controversias sobre el caso entre el SINTE y FAME, el propio Rincón Moretti, en oficio dirigido al general EP Marco Girón Tuesta, jefe del SINTE, pedía que “se sirva ordenar a quien corresponda el repliegue [sic] de los chalecos y placas de protección balística nivel IV que fueron objeto de los Contratos Nº00000224 y Nº00000225, ambos de fecha 17 Sep 2013, entregados por la FAME SAC al SINTE-EP”.
Luego de que Rincón Moretti insistiera sobre el tema en enero de este año, este 3 de febrero, el SINTE devolvió a FAME nada menos que 965 placas de protección balística IV; 271 chalecos antibalas de nivel IIIA; y 555 placas de nivel IV. Excepto las muestras, se devolvió toda la compra.
El resultado fue que un largo y costoso proceso que tomó un año y medio entre la compra, la controversia y la devolución, quedó en nada. ¿Los perjudicados? Los soldados en el VRAE.
Es obvio que hubo serias fallas en el control de calidad de este abortado proceso. Es lo que suele pasar cuando se disfraza certificaciones truchas como si fueran auténticas.
¿Conoce la Contraloría la dirección de FAME, en Huachipa?