El “auto de requerimiento judicial de extradición del investigado Alejandro Toledo Manrique” fue expedido por el juez Richard Concepción Carhuancho mediante la Resolución 03, del 19 de febrero de este año. Es un documento muy interesante, especialmente por lo que tiene, pero también por lo que le falta.
Aunque vamos camino de acostumbrarnos, la extradición de un expresidente no debiera ser asunto banal. Pero la deriva de nuestra historia hacia el atestado; el de la democracia pervertida en cleptocracia, hace que un número creciente de gente no considere sorprendente sino necesario el tránsito del Palacio al penal.
Hasta ahora, todos los principales sospechosos proclaman ser inocentes pese a revelaciones que, en buena medida, se ratifican como evidencia. Y la que existe contra Toledo, descrita en buena parte en las 54 páginas del requerimiento de extradición, es contundente.
El caso Toledo describe un círculo de procesos y acciones que empieza con IIRSA Sur y se cierra con Ecoteva y sus compras inmobiliarias en Lima. Desde California, el ex presidente niega haber recibido coimas del consorcio liderado por Odebrecht a cambio de concederle los tramos dos y tres en la Interoceánica Sur. La súbita fortuna con la que años después se lanzó a la compra de una residencia en Casuarinas, una oficina costosa en la Torre Omega y la cancelación de hipotecas en sus otras propiedades, ha sido justificada por él a través de diferentes versiones, ninguna de las cuales ha podido sostenerse hasta ahora.
Toledo enfrenta la pesadilla de todo corrupto: ser delatado por sus cómplices. Y ninguno entre los investigados premium por el caso Lava Jato ha sido tan delatado como él. No porque necesariamente sea el más culpable sino por ser el más delatable, en un índice de costo y beneficio. ¿Cuáles son los beneficios y cuáles los costos de delatar a tal o a cuál? Con Toledo no hay costo (por lo menos hasta ahora); con otros, los más masivos, sí lo hay.
Como sabemos, a Toledo lo delató primero Jorge Barata, como parte de su hasta hoy frustrada colaboración eficaz en Perú y su lograda delación premiada en Brasil. Frente a las revelaciones de Barata, la reacción de Toledo fue la misma que la de todos los otros acusados: Barata miente. No puede probar lo que dice.
Al final, pudo. En su confesión, Barata contó que Yosef Maiman se encargó de lavar el dinero de las coimas mediante sus propias compañías.
Maiman lo negó un tiempo, incluso respaldó algunas de las coartadas tardías de Toledo respecto de Ecoteva. Pero al final (luego de una procelosa historia personal) decidió colaborar con la fiscalía y delató a Toledo.
Hasta ahora no se conocía en detalle los alcances de su delación. Ahora sí. Son contundentes. Confirman la confesión de Barata y son la base argumental y probatoria del requerimiento de extradición.
Con tanto o mayor detalle que Odebrecht, Maiman entregó a la fiscalía el esquema detallado de los pagos que recibió de aquella en sus propias compañías, las transferencias internas que realizó y luego los pagos que hizo a firmas intermediarias vinculadas con Ecoteva a donde llegó gran parte del dinero de las coimas.
Ahí está descrito, en sus diferentes segmentos, el camino del dinero, transferencia a transferencia, depósito a depósito. El requerimiento de extradición documenta cómo la huella del dinero lleva, con inequívoca precisión, a Toledo. Y la huella (o huellas más bien), sigue el siguiente circuito:
Odebrecht abonó cerca de 20 millones de dólares de coima a Toledo a través de varios pagos hechos por las offshores del Sector de Operaciones Estructuradas a tres compañías de Maiman: Trailbridge Ltd., Merhav Overseas Limited y Warbury and Co.
Warbury hizo varias transferencias de dinero a otra empresa, Confiado International Corp., también de Maiman. Confiado, a su vez, transfirió el dinero (a petición, según Maiman, de Toledo) a dos empresas constituidas en Costa Rica: Ecostate Consulting S.A. Y Milan Ecotech Consulting S.A. De ahí, la plata pasó a la hoy muy notoria Ecoteva Consulting Group S.A., en el camino a la revelación y el escándalo.
¿Círculo cerrado? Casi, pero no del todo. Hay todavía preguntas por responder.
Por ejemplo, ¿de dónde salió el dinero que pagó las coimas? De nosotros, por supuesto. Así como hay beneficiarios finales del lavado de activos, también hay víctimas finales: Nosotros, los que pagamos obscenos sobrecostos para que los bribones enriquezcan.
Pero, ¿cómo?
El 10 de este mes de junio, mis colegas Romina Mella y Rosa Laura publicaron: “Las planillas bambi de Odebrecht” en IDL-Reporteros. Esa “Planilha de Gastos Bambi”, un documento de 28 páginas contiene, según dijo Barata en su confesión, la relación de ingresos generados con sobrecostos y contratos ficticios, entre principios de 2006 y mediados de 2011.
Un examen de la ‘Planilha’ arroja resultados muy interesantes.
Por ejemplo, como encontraron Mella y Laura: “el 19 de julio y el 20 de agosto de 2007, el consorcio IIRSA Norte hizo dos transferencias por un monto total de 2 millones 460 mil 042 dólares” a las compañías que Gonzalo Monteverde y María Isabel Carmona utilizaban para extraer y lavar el dinero que terminaría en la Caja 2. Una de ellas, Constructora Área, transfirió 970 mil dólares a la compañía que, entre otras, manejaba el “señor Offshore”, Olívio Rodrigues: Balmer Holding Assets Ltd., en la cuenta que el Trend Bank tenía alojada en el First Caribbean International Bank, de Barbados.
La plata apareció al día siguiente en la Planilla Bambi, como un “Ingresso” de IIRSA Norte. Pocas semanas después, en agosto, otra compañía de Monteverde y Carmona: Dominatrix Limited, envió 565 mil dólares a Balmer. Un día después esa suma apareció también como ingreso de IIRSA Norte, en la Planilla Bambi.
Balmer tuvo en esos años cuenta en el Trend Bank. ¿Y de dónde salieron gran parte de los pagos de coima que terminaron en Ecoteva a través de Trailbridge, Warbury y Merhav? Pues precisamente del Trend Bank.
Y dada la fuente, me imagino que no les sorprende que esos pagos figuren en la Planilla Bambi.
El 23 de junio de 2006, Trailbridge LTD, una de las compañías de Maiman designadas para lavar las coimas, recibió 750 mil dólares del Trend Bank. El 26 de junio esa misma cantidad aparece como un egreso [un ‘saque’] vinculado con la “Interoceánica Vial Sur” en la Planilla Bambi.
Con ese grado de prueba, se podría suponer que la extradición de Toledo está cantada. Pero puede no ser así, por dos razones. La primera es que el pedido de extradición se hace sin que se haya formulado una acusación fiscal. No se extradita para investigar sino para juzgar. La segunda razón es que el caso Ecoteva no forma parte del requerimiento de extradición. Lo lleva otra fiscalía, lo cual puede no sorprender ya en el Perú, pero sí hacer naufragar, por hemipléjica, la extradición.