Reproducción de la columna ‘Las palabras’ publicada en la edición 2510 de la revista ‘Caretas’.
En la Fiscalía de la Nación, donde los funcionarios saben por lo general quién es qué, José Domingo Pérez Gómez es reconocido como un fiscal íntegro y no intimidable. Esas cualidades le garantizan una carrera difícil.
Entre los fiscales, que los hay, genuinamente abocados a investigar la corrupción en la sociedad y a resistirla dentro de su propia institución, el prestigio de Pérez Gómez es alto pero las predicciones sobre su longevidad en la fiscalía son cautelosas.
Ahora, las circunstancias creadas por el escandaloso manejo de la declaración de Marcelo Odebrecht, el 15 de mayo pasado en Curitiba, han puesto a Pérez Gómez frente al caso más importante de su carrera: investigar si Odebrecht donó o no dinero para la campaña presidencial de Keiko Fujimori en 2011.
No es su única investigación, pero sí la principal. Y mucho está en juego. Para empezar, hay una contradicción directa entre las versiones de Keiko Fujimori y la de Marcelo Odebrecht. Keiko Fujimori ha sostenido varias veces, la última ante la Comisión Lava Jato en el Congreso, que “nunca han recibido la visita de Marcelo Odebrecht y no lo conoce ni ha intercambiado palabras con él”. Además, que ni ella “ni el partido Fuerza Popular ha recibido dinero alguno de Marcelo Odebrecht ni de ningún funcionario de su empresa ni de ninguna empresa brasileña”.
Odebrecht, por su lado, dijo en Curitiba que: “[Barata] creía que quien iba a ganar, si no me equivoco, era Keiko Fujimori, y le dije: mira, decide tú, si crees que hay riesgo de represalias, apóyala a ella más. Incluso, hice una anotación, en aquella época, mira apoya a Keiko más si piensas que hay peligro de represalias”. Dijo, además, que “había una expectativa de que apoyáramos, era un hábito que apoyáramos a los principales candidatos, […] con seguridad estoy seguro de que hubo apoyo a los otros candidatos”.
Y también sostuvo que “digo que con seguridad sí apoyábamos a los principales candidatos en todas las elecciones, y con toda seguridad, a pesar de que no puedo decirle a usted un número y todo, con seguridad apoyamos en esas elecciones del 2011, debemos haber apoyado a Keiko, eh … probablemente al candidato del partido de Alan García también, eh … y como era costumbre apoyamos a los principales candidatos”.
«Fuerza Popular y su caudilla han atacado la designación misma de Pérez Gómez y han considerado sus primeras acciones como una suerte de declaración de guerra».
Por último está el testimonio de la ahora famosa nota de Odebrecht incautada de su celular cuando fue arrestado, que en dos cortas líneas se refiere a tres líderes peruanos: “Anuncio Kuntur agora bom para Peru/AG,etc. Aumentar Keiko para 500 e eu fazer visita (ex: Venez). Humala?…”.
Marcelo afirma, Keiko niega. Así que lo que queda al fiscal Pérez Gómez es volver a interrogar a Marcelo Odebrecht en Brasil y quizá a otros exfuncionarios de Odebrecht también. Es, en principio, una misión sencilla que requiere una investigación hacendosa y prolija. Nada dramática en sí.
Lo que sí pueden ser dramáticos son los resultados. Y, como es obvio, no son pocos los que maniobran para que el proceso investigativo aborte.
Por lo pronto, Fuerza Popular y su caudilla han atacado la designación misma de Pérez Gómez y han considerado sus primeras acciones como una suerte de declaración de guerra.
El 5 de este mes, rodeada por sus obedientes congresistas, Keiko Fujimori atacó al Ministerio Público por haber reemplazado al con ella complaciente Juárez Atoche por Pérez Gómez. “No quiero pensar que lo han puesto para ampliar los plazos y para montar un show mediático de allanamientos y otras acciones”, dijo.
Y advirtió que iban a tomar, “todas las medidas necesarias para impedir estos atropellos de un sector aparentemente parcializado del Ministerio Público. He sido muy cauta y paciente todo este tiempo, pero ya sobrepasaron el límite”.
Pocos días después, el miércoles 11, según reportó “Hildebrandt en sus trece”, el fiscal de la Nación Pablo Sánchez fue tratado sin contemplaciones en una sesión de la Comisión de Presupuesto del Congreso. Los fujimoristas no estuvieron interesados en asuntos presupuestales sino en acosar a Sánchez con preguntas como: “¿Están investigando al fiscal José Pérez?”; “¿cuáles son los argumentos jurídicos y penales por los cuales el Ministerio Público sustenta denuncias a partidos políticos como organizaciones criminales?”. Según el periodista Eloy Marchán, el fiscal de la Nación, “visiblemente ofuscado, respondió como pudo en algunos casos y en otros se limitó a decir que no tenía la información a la mano”.
Y si llovía fuera de la Fiscalía, adentro tampoco escampaba. De acuerdo con fuentes familiarizadas con el pensamiento del fiscal Pérez Gómez, hubo por lo menos dos intentos de limitar su misión investigativa en Brasil, ambos protagonizados por el encargado de cooperación internacional de la Fiscalía, Alonso Peña Cabrera.
En una primera ocasión, según la versión, Peña Cabrera convocó a Pérez Gómez a su oficina, lo recibió en la antesala, donde estaban unas tres o cuatro personas y le dijo que en Brasil solo podría preguntar sobre Keiko pero no sobre “AG”. Lo mismo ocurrió días después dentro de la oficina de Peña Cabrera. En ambos casos, Pérez Gómez expresó su desacuerdo y luego informó por escrito al coordinador de las fiscalías de lavado de activos, Rafael Vela, quien, según parece, lo respaldó, considerando que era “innecesario dividir un documento”… de menos de dos líneas, debió añadir.
Hasta entonces, las controversias habían sido bajo techo. El sábado 14, sin embargo, se dieron en la calle.
A las 10:45 de la mañana de ese día, el fiscal Pérez Gómez se detuvo frente al semáforo de Juan de Aliaga con Javier Prado. Un patrullero se puso a su lado y un policía lo señaló con el índice y le dijo: “¡José Domingo Pérez, estaciónese!”, señalando ahora un parqueo al cruzar la calle.
Pérez Gómez parqueó sin bajar del auto. El policía se acercó y el fiscal le preguntó que, dado que sabía su nombre, le dijera cuál era la infracción que había cometido. El policía le reprochó el trato, sacó un celular y dijo que iba a grabar la intervención. El fiscal repuso que si había que discutir una infracción la discutieran en la comisaría. Ambos vehículos se dirigieron a la comisaría de Orrantia del Mar, pero antes de llegar, el patrullero se alejó.
En la comisaría, Pérez Gómez tuvo que insistir para que le acepten la denuncia por “abuso de autoridad”. Finalmente lo hicieron.
En la tarde de ese día, el portero del edificio donde vive Pérez Gómez le informó que lo habían buscado personas que se presentaron como policías y que al no encontrarlo dejaron una nota con el nombre, grado, unidad y número de celular del PNP que aparentemente lo había intervenido.
Cuando yo me enteré del caso, comprobé que se trataba del policía que hizo la intervención y lo llamé por teléfono para conocer su versión. El suboficial PNP Willquins Jeffrey Guevara Franco, del Escuadrón de Emergencia Sur-1, contestó con serenidad y respondió que hablaría sin problema conmigo, pero que necesitaba el permiso de su institución. Luego de algunas gestiones, Manuel Boluarte, director de la Oficina de Comunicaciones del Ministerio del Interior, me transmitió la respuesta del director general de la PNP, general Richard Zubiate. Este dijo que “el caso está siendo investigado por Inspectoría de la PNP y considera que el policía no debe emitir opinión”.
Es un caso extraño, que debe investigarse con cuidado y bien.
Por lo pronto, el fiscal Pérez Gómez ya cuenta con protección de Seguridad del Estado.
Y cuenta también con fecha de viaje y de interrogatorio a Marcelo Odebrecht en Brasil: el 9 de noviembre próximo.
Pero en los pocos e intranquilos días que restan pueden suceder todavía varias cosas. Y así como esperamos conocer nuevas e importantes verdades luego de los interrogatorios, podemos estar también seguros de que diversos personajes y organizaciones harán el mayor esfuerzo por impedirlo.