Ayer, sábado 26 de febrero, reventó la primera bomba confesional de Karelim.
Cada país tiene su propia cultura y antropología de prioridades. Aquí, la revelación de los primeros capítulos de la colaboración eficaz de Karelim López le ganó la portada a la guerra de Putin contra Ucrania.
La cobertura de la mayor parte de medios sugirió (y también proclamó) que esa delación revelada abría un forado de naufragio en la línea de flotación del gobierno de Pedro Castillo.
La defensa de este gobierno, incluído el mensaje de Castillo hoy domingo 27 por la mañana, expresó más inseguridad que indignación. Eso pese a que algunos líderes gobiernistas, como Bermejo o Cerrón, apelaron a las clásicas arengas de las luchas contra el fascismo del siglo XX. “¡No pasarán!” terminó Bermejo su mensaje, en recuerdo del gran lema de la República española durante la guerra civil contra el franquismo, entre 1936 y 1939.
Pero hay que decir que una cosa fue marchar al combate, a “morir en Madrid”, en las filas de las Brigadas Internacionales; y otra cosa marchar a defender a Castillo y Cerrón en las filas de los Dinámicos del Centro.
Este caso no es uno en el que se confronta la democracia contra la dictadura, el ‘pueblo’ contra sus explotadores o un presidente constitucional contra usurpadores (aunque debe ser evidente para toda persona con un mínimo de coeficiente intelectual, que hay poderosas fuerzas antidemocráticas, sobre todo desde la ultraderecha, que intentan e intentarán utilizar el caso para tomar el poder), sino uno de revelación de corrupción organizada y sistemática que, de ser cierto, compromete al presidente de la República.
Con Karelim López no puede haber confianza sino corroboración hasta lograr pruebas contundentes e irrefutables.
Lo único que cabe preguntar, discutir y, más que eso, examinar, escudriñar y analizar a fondo es si las revelaciones son ciertas o no.
Y si son ciertas, hasta qué punto. Cómo. Cuánto. Cuándo. Con quién.
Lo primero que debemos hacer, aquella gran mayoría de peruanos que queremos un país libre, justo y honesto, es examinar con rigor analítico la evidencia que ya se dispone.
¿Es malo, de paso, que la confesión reservada se haya filtrado y salido a la luz? ¡Por lo contrario! La historia de todas las grandes campañas contra la corrupción muestra que solo triunfaron (aunque sea por un tiempo) aquellas que contaron con el apoyo popular gracias a la difusión pronta de sus revelaciones. Así fue en Italia con los Mani Pulite; así fue en Brasil con Lava Jato; y así fue aquí con Lava Jato y Lava Juez.
¿Tienen importancia las confesiones que Karelim López empezó a revelar? Claro que sí. Mucha. ¿Por qué? Porque ella hizo negocios turbios y tramposos con varios gobiernos; porque su acceso alcanzó los más altos niveles en casi todos los casos, que fueron utilizados para el objetivo final del lucro corrupto. Y porque, gracias a eso, ella sabe con quiénes planificó delitos y con quiénes los cometió.
Sabe mucho, se ofreció a confesar y ahora empezó a hacerlo.
Si dice la verdad, el efecto de la lucha contra la corrupción puede ser muy grande y positivo.
¿Se puede confiar en que diga la verdad?
No.
Con Karelim López no puede haber confianza sino corroboración hasta lograr pruebas contundentes e irrefutables.
IDL-Reporteros es una de las publicaciones que investigó con mayor profundidad y latitud a Karelim López en su tránsito de quién fue a quién es. Y una de las cosas más claras en su compleja trayectoria es que miente con gran facilidad tanto en la dimensión normal como en la paranormal.
En “El entorno de los brujos”, IDL-R examinó el extraño caso del litigio penal entre Karelim López y la que fue durante años su vidente personal, Maritza Kahn. Como puede leerse en la nota, Karelim López cambió varias veces de versión, ante la Policía y la Fiscalía. Ninguna de esas versiones hubiera podido sostenerse frente a una investigación rigurosa. Sin embargo, la actitud complaciente y hasta cómplice de las autoridades que intervinieron, le permitieron flotar su caso sobre evidentes mentiras.
Otras publicaciones describieron también la procelosa y accidentada trayectoria de la empresaria poco después que salieran a luz sus primeras visitas a Castillo.
No es, por cierto, un caso único en las delaciones premiadas. Quienes delatan son delincuentes, por lo general de alto vuelo, cuyas confesiones no tienen nada que ver con una búsqueda de la honestidad perdida. Por eso, toda confesión es en principio sospechosa hasta que no se haya probado en forma concluyente su verdad.
Y eso, que se aplica a todos, debe ser mucho más el caso con Karelim López. Ninguna confesión suya debe ser considerada verdadera hasta no ser exhaustivamente verificada.
Además del entrelazamiento complejo de verdades con mentiras, hay otros riesgos en las delaciones premiadas que todo fiscal experimentado debe tener presente.
¿Se acusa a uno para proteger a otro; se pone el foco en una parte de la investigación para relegar otra a una impune oscuridad?
¿Se enfatiza una acusación para llevar a cabo una venganza contra un rival y para favorecer a otros que quedarán con la vía libre y que eventualmente pagarán el favor?
Muchas veces, en la delación premiada, se llega a la verdad, o una parte de ella, luego de sortear con esfuerzo los campos minados del engaño.
Es importante recordar, también, que Karelim López había tomado ya hace algún tiempo la decisión de delatar.
En “La delación fallida” publicada en diciembre del año pasado, IDL-R reveló las gestiones que hizo Karelim López, entre el 29 de noviembre y el 2 de diciembre, para acogerse a la colaboración eficaz. Visitó primero al hoy notorio procurador anticorrupción Javier Pacheco y a la fiscal anticorrupción Karla Zecenarro.

En esa ocasión, Karelim López indicó tener “información inculpatoria” sobre el presidente Castillo y mencionó haberle hecho pagos irregulares a través de Bruno Pacheco.
Karelim López estuvo acompañada no solo por su entonces abogado, Fernando Ugaz, sino por el propio Bruno Pacheco y por Silvia Barrera, la ex alcaldesa de Villa María del Triunfo, que ya tenía una relación muy cercana con Pacheco. La gestión fracasó porque la fiscal Zecenarro exigió que López se declarara culpable antes de acordar la colaboración eficaz.

Con un nuevo abogado, César Nakazaki, Karelim López vio la posibilidad de actualizar la gestión de colaboración eficaz cuando la fiscalía de lavado de activos, en coordinación con la UIF, le bloqueó cuentas bancarias.

¿Qué cosas llaman la atención en lo confesado hasta ahora por Karelim López ante la fiscal Luz Taquire? Hay varias.
- Las corruptelas y cutras de Bruno Pacheco no son reveladas por Karelim López. Las de sus rivales, sí. Protege a Pacheco, a quien conoce desde los tiempos en los que compartían una cofradía procesional en el Rímac. Su influencia en Palacio se ejerció en gran medida a través de él; y la salida de Pacheco fue un revés también para Karelim López.
- Las amenazas contra López que provendrían de Zamir Villaverde suenan aparatosas y hasta dramáticas, pero el trasfondo no es convincente. Villaverde trabajó varios años con el empresario ladrillero Raúl Torpoco, esposo de Barrera; y con esta también. Por otro lado, el propio Bruno Pacheco laboró en algún momento para la empresa de seguridad de Villaverde. Como se vio en el reportaje de IDL-R, “La delación fallida”, la relación de Karelim López con Bruno Pacheco y Sivia Barrera es cercana. Y nada indica que Pacheco y Barrera hayan tenido diferencias mayores con Villaverde. Por eso, las aparentes hostilidades entre Villaverde y Karelim López deben ser analizadas con exhaustivo detalle.

Dicho lo cual, hay que tener claro que esta todavía incipiente confesión puede ser –si se maneja con destreza profesional en los ámbitos fiscal y judicial– el comienzo de una avalancha de revelaciones que vayan mucho más allá del precario régimen de Castillo y rivalicen, desde su particular antropología, con las del club de la construcción y hasta Lava Jato.
Pero en toda esta primera etapa las revelaciones se seguirán concentrando en Castillo. Una de las que probablemente salga pronto a luz será, cuándo no, sobre quién pagó la fiesta. La del cumpleaños del propio presidente Castillo. ¿Quién pagó la música y el banquete? ¿Quién hizo el catering y dejó de ser anfitriona cuando se cambió de local? Según la información de IDL-R, los hechos están profusamente documentados. ¿Cómo tratarán de explicarlos?
Con mucha imaginación, supongo… y pobres resultados también.
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