La historia de la lucha anticorrupción en este siglo, registra la constante acción de contraofensivas en favor de la impunidad.
En ellas hay algunos individuos que protagonizan repetidamente esas contraofensivas. Uno de ellos es Gino Ríos Patio. El mismo a quien han visto esta semana intentando imponer, medio a la tinterillada, medio a la brutanga, el retorno de alias ‘Vane’ (Patricia Benavides) a la fiscalía de la nación, con el bonus de la simultánea reposición de la hermana de esta, Enma Benavides, a su posición de jueza superior y de la exfiscal Azucena Solari al cargo del que fue destituida por la anterior JNJ.

Quienes han detectado los errores y horrores jurídicos de la decisión de la JNJ de Ríos Patio, quizá se hayan sorprendido por el producto chambón y torpe de una persona con una supuesta sólida formación académica en leyes.
Un repaso breve a la trayectoria de Ríos Patio explica mejor las cosas.
El primer caso, hace más de veinte años, empezó con un plagio. En el año 2003.
Gino Ríos Patio se presentó como candidato a juez supremo en el concurso organizado por el entonces Consejo Nacional de la Magistratura (ahora JNJ).Esta breve reseña, de paso, está basada en el detallado y prolijo artículo que publicó el periodista Daniel Yovera en Epicentro TV, en septiembre de 2024.
Era marzo de 2003 y la revista Bibliotecal, del Colegio de Abogados de Lima, publicó su número seis, donde, entre otros, apareció un artículo de título curioso. “La aplicación del principio del Nom Bis Ibidem”, firmado por Gino Ríos Patio.
No se necesita ser un experto en latín sino un abogado que haya estudiado un poco, para saber que había un error. La expresión correcta es: “Non Bis in Idem”, es decir: no juzgar (o procesar) dos veces por lo mismo.
Unas semanas después, el abogado Roberto Pereira (un connotado defensor de la libertad de prensa y de expresión), se puso a leer el artículo hasta que algunas expresiones le sonaron primero familiares, le resonaron después como muy conocidas, tanto que resultó que él mismo las había escrito y entonces:
“Grande fue mi sorpresa e indignación al comprobar que los contenidos de las páginas 279 a 281 de mi trabajo, fueron literalmente transcritos entre el último párrafo de la página 115 y la página 116 del artículo del señor Gino Ríos Patio. Mientras que los contenidos de las páginas 282 a 287 del trabajo de mi autoría fueron simplemente parafraseados entre las páginas 117 y 118 del artículo del mencionado señor”.

Esa fue parte de la carta notarial que Pereira dirigió poco después a la revista del CAL. El plagio fue calificado así por Pereira:
“La gravedad de este plagio radica no sólo en la omisión de citar como fuente de los referidos contenidos a mi trabajo, sino, además, en atribuir tales ideas a los autores de las obras que utilicé como referencia […] De este modo, el referido señor Ríos Patio no sólo comete un acto de deshonestidad intelectual y académica con mi persona, sino, además, con los autores cuyas obras cité”.
Carta notarial de Roberto Pereira Chumbe al Comité Editorial CAL by IDL_Reporteros
Ríos Patio intentó hacer un control de daños pidiendo a la revista que publique una “Fe de Erratas”, en la que se mencionaba como repetida “omisión” no haber citado al autor del texto plagiado.
Poco después, en otra carta a la revista, Ríos Patio pidió: “sinceras disculpas por los errores que me corresponden y le agradeceré tenga a bien hacerlas llegar al mencionado autor, quien como todo intelectual sabrá comprender el involuntario origen de los yerros bibliográficos en cuestión y aceptar las disculpas”.
Un año después, en 2004, Ríos Patio se presentó como candidato a fiscal supremo en el CNM.
En junio de ese año, quizá preventivamente, Ríos Patio envió, al fin, una carta de disculpas a Pereira en la que, entre otras cosas, le manifestó:
“ … quiero dejar constancia, señor Pereira, que nada hubiera sido más grato para mí que darle explicaciones personales si éstas me hubieran sido solicitadas. No se dieron esas formas personales en este caso y, en verdad, lo lamento.
[…] Por si ese gesto no le resultó suficiente, le expreso mis disculpas a través de esta carta personal. Creo que nunca es tarde para hacer algo que haga sentir bien a una persona. Algunas lamentables situaciones personales y familiares me impidieron hacerlo antes».
Pero Ríos Patio no resultó elegido.
La razón se repitió: el plagio.
Solo que esta vez no se trató del artículo en una revista sino de la publicación de un libro: “El principio non bis in idem desde el Derecho Penal y Disciplinario”, impreso en la Imprenta Cecosami.
El plagio, sin ninguna corrección, se repetía en el libro. Eso fue estudiado por abogados de Justicia Viva, que subrayaron la responsabilidad directa del autor de un libro en la corrección del texto.
Así que se trató de un plagio de múltiple escenario.
Más de veinte años después, Roberto Pereira volvió a corregir nuevamente a Ríos Patio. Esta vez, en su cuenta de X, no de un plagio sino de un craso error jurídico.
“¿Tan difícil es mostrar una resolución que resuelve una “nulidad de oficio” que contenga la firma de los 6 consejeros que supuestamente la aprobaron? No es verdad lo que sostiene el punto 5 del Comunicado JNJ. Se aplica el primer párrafo del art. 55 como siempre ocurrió”.
Cómo lograr la impunidad
Así que en el 2003 y el 2004, Ríos Patio no llegó a ser ni juez ni fiscal supremo. Pero poco después, ya iniciado, en 2006, el segundo gobierno de Alan García, fue nombrado procurador anticorrupción para, precisamente, lograr lo opuesto que su título sugería.
A fines de 2006, una investigación publicada por Gustavo Gorriti, en la revista Caretas, destapó un caso de fraude masivo con la gasolina en el Ejército, que comprometió al entonces comandante general César Reinoso y a otros altos oficiales del EP. El caso dio origen a una investigación fiscal, que fue llevada con energía, y profundizada, por la entonces fiscal anticorrupción Marlene Berrú.
Entonces, ya en 2008, entre las acciones para tratar de frenar la investigación de Berrú, el procurador “anticorrupción” Gino Ríos Patio, le exigió a Berrú “inhibirse” en la investigación del caso. Pese a la presión de Ríos Patio, con el manifiesto fin de parar la investigación, Berrú no cedió a las presiones y prosiguió con esta.
Pero la acción de Ríos Patio demostró con inequívoca claridad su misión real: encubrir lo que hasta ese momento era el mayor caso conocido de corrupción militar en esa década.
Ahora, con más poder, mayor gravedad de casos y menos escrúpulos, vuelve a protagonizar el mismo papel.