Cuatro informes del semanario documentan las irregularidades incurridas por dos empresas harineras en Arequipa entre 2008 y 2010. Según la investigación, las empresas contaron con el apoyo del Apra y de entidades del Estado. A continuación, reproducimos la serie con la autorización de ‘El Búho’.
La larga lista de irregularidades e imposiciones de las empresas harineras Natalia y Triarc, instaladas en litoral arequipeño, tiene una explicación. Las contrariedades del Gobierno Regional, en su afán por impedir la depredación de nuestro mar y otros daños ambientales, se toparon con una barrera, al parecer invencible en el Perú: el poder del gran capital
Este parece ser el caso de la batalla hasta ahora perdida, a pesar de razones contundentes, de la Gerencia Regional del Medio Ambiente. Las pesqueras Natalia, en Ocoña, y Triarc en Quilca, tienen sus plantas procesadoras de harina de pescado totalmente instaladas y listas para operar.
Triarc –a despecho de ordenanzas regionales, municipales y disposiciones ministeriales- , inició operaciones a fines de agosto (2009). En sólo cinco días, depredó la población juvenil de anchoveta en un 70%, lo que obligó al Ministerio de la Producción (Produce) a declarar una veda de emergencia (El Búho 389). Después de mucha presión, las empresas fueron conminadas por Produce a suspender cualquier intento de operación, mientras no se resuelvan las denuncias presentadas por decenas de trámites irregulares en las licencias que obtuvieron para construir, instalarse y operar.
Tanto la Pesquera Natalia SAC, como Triarc S.A. han sido objeto de múltiples observaciones por parte de las gerencias del Medio Ambiente y Legal del Gobierno Regional de Arequipa. A pesar de ello y la ordenanza regional que prohíbe instalar empresas de este género en el litoral arequipeño, nada pudo impedir que ellas se establecieran e inicien operaciones preliminares. Las protestas y la mesa de diálogo organizada –con la mediación de Produce- para resolver los problemas subsistentes, no le valieron de mucho al Gobierno Regional de Arequipa, que perdió una batalla estratégica en Lima (El Búho 387). El ministerio de Pesquería otorgó sendas autorizaciones a las harineras y, al menos una de ellas procedió a la pesca masiva, con los resultados ya señalados.
Entre las observaciones más importantes figuran el origen y pertinencia del Estudio de Impacto Ambiental (EIA). En ambos casos, las empresas adecuaron estudios concedidos a otras empresas, a las que absorbieron. En el caso de Natalia, los datos consignados pertenecen a otra zona del país: el norte.
Triarc está ubicada sobre una zona arqueológica y el INC Arequipa ha negado la autorización para su instalación, pero para entonces la planta ya estaba construida. Por su lado, Natalia está ubicada cerca a un humedal y los ambientalistas alertan sobre una posible desaparición de este ambiente ecológico, con los incalculables daños que supondría, además de perjudicar a los agricultores de la zona.
La cantidad monumental de recursos hidrobiológicos (anchoveta) que sus modernas embarcaciones pueden extraer amenazan el equilibrio ecológico del mar y a la pesca artesanal que sostiene a cientos de familias.
Pero la amenaza que más preocupa a la población arequipeña es la posibilidad de arruinar el paisaje veraniego, que hace de las playas de Camaná el destino favorito durante la estación del sol, generando un flujo turístico que beneficia a toda la población de la ciudad de Camaná y alrededores.
Aceitados probablemente por el poder económico de sus titulares, se han encontrado múltiples inconsistencias en los trámites para sanear la propiedad de los terrenos, así como para establecer la titularidad de las certificaciones y autorizaciones. Más aún, hay serias observaciones a la forma en que habrían obtenido las licencias de construcción y de funcionamiento.
Durante todo este tiempo, Produce, bajo la conducción sucesiva de Rafael Rey, Elena Conterno y Mercedes Araoz, ha ejercido una extraña protección y celeridad con las solicitudes de las pesqueras que, en más de una ocasión, burlaron las disposiciones regionales o provinciales de Camaná, para imponerse. Las razones de esta buena fortuna, podrían explicarse en el ‘misterio del capital’ de ambas compañías.
Los nombres detrás de las harineras
Tanto Natalia SAC como Triarc SA, son respaldadas por poderosos grupos económicos. El principal: el grupo Romero, que tiene otras 15 empresas en su poderoso imperio, entre ellas el Banco de Crédito y Alicorp.
Triarc y el grupo Romero
Triarc S.A. le debe su nombre a la integración de tres empresas, las pesqueras Centinela S.A., Ribaudo S.A., y Alejandría SAC. Fue conformada en julio del año 2007 con el fin de instalar una planta procesadora de harina de pescado en Quilca (Camaná), en la quebrada La Sorda.
El grupo Romero interviene mediante la pesquera Centinela SAC. Esta perteneció a otro grupo económico, Falcone Adrianzen Pazos (GFAP). Ambos grupos, Romero y Falcone, se fusionaron en setiembre del año 2008 en una operación que involucró 80 millones de dólares. El gerente general de Triarc, Javier Cáceres Loayza, es también apoderado de la pesquera Centinela.
El grupo Falcone tiene además otra empresa pesquera, Rosario S.A. Pero no es la única dentro de su corporación. También tiene una empresa dedicada al cultivo de hortalizas y legumbres: Hortalizas del Sur S.A. Este grupo tiene como representante a Luis Falcone Ríos, quien también es uno de los directores de Triarc S.A.
Las otras dos empresas que conforman Triarc tienen otras empresas dedicadas a la fabricación de harina de pescado. Así encontramos que el grupo Ribaudo, dueños de la pesquera que lleva su nombre y que tiene seis sedes productivas en el país, tiene otra empresa dedicada a la misma actividad, la pesquera Diamante. Su representante es Juan Benjamín Ribaudo de la Torre.
La tercera empresa que conforma Triarc es Alejandría SAC, perteneciente a la familia Gaber Boschiazzo. Alejandría SAC tiene seis embarcaciones en su flota. Los Gaber Boschiazzo tienen a dos representantes en el directorio de Triarc: Laila y Gabriel Gaber Boschiazzo.
Otra empresa relacionada a Triarc es Glauco S.A., la cual adquirió. Glauco realizó los trámites ante el ministerio de la Producción para su traslado desde el norte, construyó la planta en la quebrada La Sorda y luego fue absorbida por Triarc, que adecuó las licencias obtenidas por Glauco.
El directorio de Triarc está compuesto además por otras dos personas: Elsa Tizón Acha quien a su vez es gerente de la empresa Paracas S.A; y Oscar Adrianzén Gereda.
Natalia y los «Lumbroso»
La empresa Natalia SAC, que se instaló en Ocoña con el Estudio de Impacto Ambiental de otra empresa, le pertenece a la familia Lumbroso Batievsky.
Esta empresa fue creada el 23 de diciembre del 2005, con dos socios como accionistas: Víctor Lumbroso Cohen, casado con Elisa Batievsky; y Ginette Lumbroso Batievsky, su hija.
En ese entonces el gerente general de la empresa era Javier Cáceres Loayza quien, coincidentemente, hoy se desempeña como gerente de Triarc S.A. La familia Lumbroso Batievsky tiene otras tres empresas más en el país: American Quality Aquaculture S.A.C., Agrícola Andrea SAC y la pesquera Casablanca SAC.
Antes de Natalia, la familia era propietaria de Alexandra SAC, una empresa pesquera que es la que elaboró el EIA con la que Natalia obtuvo el certificado de Impacto Ambiental. Víctor Lumbroso vendió la pesquera a la empresa China Fishery Group por el monto de 100 millones de dólares. (Publicado el 18 de octubre de 2009)
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