Hace no mucho, una admirativa entrevistadora preguntó al fiscal Alcides Chinchay por qué “decidió ser abogado”. “Para olvidar”, respondió Chinchay, “… yo estudié derecho para olvidar, así como algunos beben para olvidar…”.
Quería ser historiador, contó Chinchay a la sorprendida entrevistadora, pero “mi corazón cayó en una trampa, me enamoré de una mujer que nunca me quiso y… para sacarme ese dolor del corazón decidí estudiar algo totalmente ajeno y lejano a lo que eran mis preferencias intelectuales y … lo que costó concentrarme fue lo que me permitió olvidar”.
Alguien pudo haberle dicho entonces que no es buena decisión permitir que el despecho gobierne tu destino.
Pasaron los años. El despecho se convirtió en Derecho y este en profesión y empleo. El pasado viernes 1 de noviembre, la portada del semanario “Hildebrandt en sus 13” proclamó el siguiente título:
“¡Escándalo en la Fiscalía!”
La bajada de la nota explicaba el contenido con sumaria elocuencia.
“El fiscal supremo provisional Alcides Chinchay ha iniciado una investigación contra los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez por los supuestos delitos de cohecho pasivo, cohecho activo y patrocinio ilegal. El objetivo sería tumbarse desde dentro el caso Odebrecht y limpiar a Alan García y Keiko Fujimori”.
La nota, escrita por Américo Zambrano, desarrolló con precisión el anuncio de la portada.
«En medio de una campaña persistente de desprestigio y hostigamiento orquestada por la ultraderecha y sus medios afines, los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez, integrantes del Equipo Especial del caso Lava Jato, se enfrentan ahora a un nuevo ataque desde dentro de su propia institución. Esta vez la amenaza proviene de la Segunda Fiscalía Suprema Transitoria, a cargo del fiscal supremo provisional Alcides Chinchay».
[…] «Ocho meses después, Chinchay pone de manifiesto por qué es el fiscal preferido por algunos de los políticos que son objeto de investigaciones importantes por parte del Equipo Especial Lava Jato».
Zambrano indica que el fiscal José Domingo Pérez “quien lideró la investigación contra el expresidente Alan García por los presuntos pagos ilegales que recibió de Odebrecht, está convencido de que la investigación del fiscal Alcides Chinchay forma parte de una ofensiva coordinada desde dentro y fuera del Ministerio Público para desmantelar los avances logrados en los casos judiciales relacionados al escándalo Lava Jato”.
El fiscal superior Rafael Vela, coordinador del Equipo Especial, opina, en la nota de Zambrano, que “las acciones del fiscal supremo provisional Alcides Chinchay se enmarcan en una campaña de desprestigio contra los fiscales del Equipo Especial. Esta nueva ofensiva ocurre en un momento crítico, ya que varios juicios, incluido el del Metro de Lima, que involucra a exfuncionarios del segundo gobierno aprista, están llegando a su fin».
Eso sin mencionar el caso cócteles, cuya principal acusada es Keiko Fujimori y cuyo abundante despliegue de pruebas deberá desarrollarse durante el juicio.
La contraofensiva desarrollada por las redes corruptas y la ultraderecha (que son categorías distintas pero en buena parte entremezcladas) se ha expresado tanto en ataques desde fuera del ámbito fiscal y judicial (hostigamiento de bandas callejeras, masiva desinformación difamatoria), como dentro de ambos.
En sus confesiones como aspirante a la colaboración eficaz (donde está obligado a probar cada una de sus revelaciones, a diferencia de sus declaraciones como testigo), Jaime Villanueva contó cómo el nombramiento mismo de Patricia Benavides como fiscal suprema, fue planeado y organizado desde las sombras por dos conspiradores: José Luis Hauyón y Hernán Garrido Lecca. El objetivo de elegirla como fiscal suprema era convertirla en fiscal de la nación, para eliminar a los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez de la investigación del caso Lava Jato (y a Vela, adicionalmente, de la coordinación de la fiscalía de lavado de activos). Patricia Benavides fue elegida fiscal de la nación para llevar a cabo, con prioridad, la misión de decapitar funcionalmente (con la colaboración de Villanueva como su asesor principal) tanto a Vela –de quien ambos se proclamaban como amigos cercanos– como a Pérez Gómez.
Para perpetrar esos hechos contaron con la colaboración de otro funcionario nombrado para el mismo efecto Juan Antonio Fernández Jerí, quien fue elegido como presidente de la Autoridad Nacional de Control del Ministerio Público, también con la participación conspirativa de Hauyón y Garrido Lecca, según la confesión como aspirante a colaborador eficaz, de Villanueva, en diciembre de 2023.
Sobre la base de cargos endebles hasta la ridiculez, Fernández Jerí suspendió a Vela de su cargo en noviembre de 2023, tal como volvió a hacer meses después, en octubre pasado, suspendiendo en forma sumarísima a la fiscal Marita Barreto de la Eficcop, gracias a cuya investigación (que produjo las confesiones de Villanueva), se reveló la corrupción y las conspiraciones de la gestión de Benavides como fiscal de la nación.
Entre tanto, los círculos corruptos buscaron otros vectores de ataque. La avalancha de desinformaciones centradas en Willax Televisión y replicadas en toda la red de medios mafiosos fueron parcialmente compiladas y presentadas como acusaciones penales en la fiscalía de la nación. No importa cuán descabelladas y desaforadas fueran, igual se presentaron.
Algunas de ellas fueron reforzadas por declaraciones como testigo (muy diferentes en cuanto a la exigencia de prueba que la colaboración eficaz) por Jaime Villanueva, cuya “memoria”, coincidió, desde el principio, con los objetivos mafiosos de socavar y destruir la investigación Lava Jato.
Los “testimonios” de Villanueva fueron, desde el comienzo, cacareados una y otra vez, en tono de escándalo por Willax Televisión y sus secuaces. Abogados y un militante aprista plantearon denuncias ante el Ministerio Público; y finalmente una fiscalía abrió una investigación hostil contra Rafael Vela, José Domingo Pérez y contra mí, (además de otras personas que juegan papeles secundarios en la “investigación”, y a quienes se incluyó para tratar de hacer ver que no era una acción dirigida y específica).
El fiscal responsable de esa “investigación”, en la que no se hizo antes la mínima diligencia debida, con un robusto despliegue de leguleyadas pero a la vez paupérrimo en hechos y sustancia, fue Alcides Chinchay.
Fue una significativa modificación de trayectoria, porque Chinchay había trabajado, hasta un par de años atrás, bajo las órdenes de la fiscal Bersabeth Revilla.
Revilla estuvo en la mira de Benavides incluso antes de que esta asumiera la fiscalía de la nación. Porque Revilla investigaba (con su equipo, dentro del que se encontraba el fiscal Chinchay) a la jueza Enma Benavides, hermana de Patricia, por la liberación de investigados por narcotráfico de alto calibre. Según testimonios que Revilla investigaba, las liberaciones costaron sobornos cuantiosos.
Según confesó Villanueva, entre el uno y el cuatro de diciembre de 2023, como parte de su colaboración eficaz, Patricia Benavides había decidido sacar de su puesto de fiscal suprema provisional a Bersabeth Revilla.
El “informe” que planeó Girao y firmó Cartolín, según la confesión de Villanueva, era más falso que un billete de trece soles, como demostró entonces IDL-R.
Pero Benavides, con el asesoramiento de Miguel Girao y Jaime Villanueva, nombró a la fiscal Azucena Solari en el puesto de Revilla, solo por el tiempo suficiente para que confirmara y firmara el informe de baja productividad. Con eso se consumó la salida de Revilla y Solari, cumplida su “misión”, renunció.
Acto seguido, Benavides nombró al fiscal Uriel Terán como fiscal supremo provisional transitorio, a cargo de los casos que había llevado Revilla. Sus instrucciones, a tenor de la confesión de Villanueva, fueron precisas y bajo el pedido específico de la entonces fiscal de la nación: sobreseer el caso de Enma Benavides y dejarla libre de polvo y paja.
Eso fue, como vemos, a comienzos de agosto de 2022.
Ahí empezó a prepararse el sobreseimiento del caso de Enma Benavides. Tal como confesó Villanueva como aspirante a colaborador eficaz:
El caso iba a ser visto y resuelto por el juez supremo Juan Carlos Checkley. Y esto es lo que confesó Villanueva al respecto:
La audiencia, convocada por Checkley, tuvo lugar el 11 de diciembre de 2023. El caso, la petición de sobreseimiento, no fue presentado por Uriel Terán sino por su entonces adjunto, Alcides Chinchay.
Chinchay presentó la exposición completa de Terán en PowerPoint, en el curso de la cual subrayó más de una vez que él leía y expresaba la opinión de su superior, Terán, puesto que él, Chinchay, no había intervenido en la investigación del caso de Enma Benavides.
Es necesario indicar, sin embargo, que en ese momento el escenario en la fiscalía acababa de pasar por un cambio dramático: cinco días antes, el 6 de diciembre de 2023, la Junta Nacional de Justicia suspendió provisionalmente a Patricia Benavides por las revelaciones del caso Valquiria. El balance de poderes y los coeficientes de intimidación habían cambiado de un momento a otro.
Hay otros testimonios que es necesario tener en cuenta: Por consejo de Hauyón y Garrido Lecca (sus dos “asesores en la sombra”, según confesión de Villanueva), Patricia Benavides contrató al abogado Eduardo Roy Gates para que saliera a los medios a defender las acciones de aquella, en especial la destitución de Bersabeth Revilla.
Confiesa Villanueva:
Para tratar de demostrar que la destitución de Revilla no tenía relación con el empeño de encubrir a Enma Benavides, uno de los argumentos en el ayuda-memoria que redactó Girao para que Roy Gates exponga en los medios, fue el siguiente, de acuerdo con la confesión de Villanueva:
En la declaración confesional que Eduardo Roy Gates dio en la Eficcop, el 19 de diciembre de 2023 confirmó lo que le pidieron que argumentara sobre la participación de Chinchay en el caso.
Como se ve, uno de los argumentos centrales que esgrimió Patricia Benavides en 2022, para indicar que la destitución de Bersabeth Revilla no afectaba la continuación del caso sobre la jueza Enma Benavides, hermana de la entonces FN, fue que Alcides Chinchay había quedado a cargo del caso.
Chinchay se desmarcó de ello cuando atribuyó la autoría de la petición de sobreseimiento a Uriel Terán, cinco días después de la suspensión de Patricia Benavides por la JNJ.
¿Colaboró o no colaboró Chinchay con Terán en la operación sobreseimiento de Enma Benavides? Hay versiones contrapuestas y resultaría, no solo “pertinente y conducente” sino necesario, investigar y aclarar lo que sucedió en realidad.
Sobre lo que no hay ninguna duda es cómo perciben y valoran los sectores mafiosos el papel de Chinchay en la descabellada y escandalosa investigación hostil que ha abierto y desarrolla en contra de los fiscales y el periodista que investigaron y produjeron las mayores y más decisivas revelaciones en el caso Lava Jato.
Además de los extravagantes elogios que dedicó a Chinchay uno de los principales abogados de la mafia, Luis Alberto Pacheco Mandujano, los activistas de ‘La Pestilencia’ dejaron claro que, después de Patricia Benavides, su respaldo a Chinchay era imperativo.
Cuando uno examina la irracionalidad de la investigación hostil de Chinchay, la única manera de entender sus causas y motivos es ver e identificar quiénes movieron la desinformación y las falsedades sobre las que se montó el caso, quiénes lo aplaudieron después y quiénes lo respaldan hoy.
Y el cuadro que resulta de los hechos expuestos es revelador y contundente.