Si el histórico 2018 terminó intenso y resonante, el mes de enero de este año se dividió en dos etapas claramente diferentes.
Una primera fue de desenlaces y resoluciones arrastradas del año previo. Como si el 2018 hubiera necesitado prestarse una quincena del 2019.
La desesperada contraofensiva de Pedro Chávarry buscó aprovechar las fiestas de Año Nuevo para multiplicar sus posibilidades de éxito y crear realidades que, una vez pasada la resaca celebratoria, tuvieran menos posibilidades de ser revertidas.
La crónica del fracaso de esa contraofensiva desarrolló su extraordinario argumento en los días siguientes: Destitución y reposición de los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez, forzada por una masiva movilización popular, por la pronta reacción del presidente de la República, la posición independiente del presidente del Congreso y la resistencia de los fiscales supremos Sánchez y Ávalos, entre otros factores.
El movimiento de fuerzas no paró cuando se alcanzó el retorno a la situación del 30 de diciembre. Como consecuencia de ello, pocos días después Chávarry renunció a la fiscalía de la Nación, Zoraida Ávalos asumió el puesto e inició reformas inmediatas en el Ministerio Público.
Esa primera etapa terminó con un éxito importante de las fuerzas empeñadas en contrarrestar la investigación del caso Lava Jato. El juez Richard Concepción Carhuancho fue apartado del caso por la sala presidida por el juez superior César Sahuanay e integrada también por Jéssica León e Iván Quispe. Uno puede discrepar (y yo discrepo) con la severidad de varios de los fallos de Concepción Carhuancho, pero su inequívoca y valiente actitud en favor de las investigaciones anticorrupción hizo en gran medida posible el espectacular avance en el caso Lava Jato durante el 2018.
Existe una probabilidad de que Concepción Carhuancho retome el caso, si el recurso de nulidad interpuesto por el fiscal Rafael Vela resulta exitoso. Pero es asimismo probable que termine siendo reemplazado por un juez de orientación diferente y hasta opuesta.
Al margen de qué juez termine a cargo del caso, lo que el apartamiento de Concepción Carhuancho permite advertir es que los grupos que buscan sabotear y destruir la investigación del caso Lava Jato han logrado reagruparse en corto tiempo y están ahora mucho más activos y organizados de lo que se encontraban hace pocas semanas.
La segunda etapa del mes es la que abre, en propiedad, las acciones del año 2019. En comparación a la anterior, ha sido una etapa más bien gris pero importante.
No hay marchas por las calles ni eventos espectaculares, pero si preparación febril para los eventos potencialmente decisivos de febrero y marzo. Enero es el prólogo preparatorio para el complejo e imprevisible desenlace que tendrá lugar a lo largo del primer semestre del año.
La pugna
¿Qué está en juego y quiénes conforman los grupos en pugna? La pregunta lleva a respuestas menos obvias de lo que pueda suponerse.
Lo que está en juego es, en última instancia, lo mismo que el año pasado: la revelación o el ocultamiento de los enormes hechos de corrupción en el caso Lava Jato en el Perú.
El elenco de actores principales ha sufrido, sin embargo, sensibles variaciones. El año pasado, la oposición a las investigaciones de Lava Jato estuvo liderada por el entonces poderoso fujimorismo keikista.
Hoy, aunque mantienen aún una importante representación, entran descalabrados al 2019, con su líder presa, su grupo parlamentario en desintegración, sus previas coartadas pulverizadas por la propia confesión de varios de sus ex miembros. El fujimorismo keikista lucha por evitar el naufragio y cede en la práctica el liderazgo anti-Lava Jato a un voluminoso aliado.
Alan García tiene una larga experiencia en enfrentar investigaciones de corrupción. Algunos lo consideran tanto eximio como invicto en las esgrimas de la impunidad.
Aparentemente él se consideraba también imbatible. Durante un par de años mantuvo el mantra de “otros se vendieron [corrompieron, sobornaron], yo no”. Y, en su última llegada al Perú, ensayó la arrogancia. “¡Pruébamelo pues, imbécil!” desafió a quienes lo acusaban o investigaban. IDL-Reporteros se lo probó ese mismo día. García perdió la calma, fugó a la embajada de Uruguay, fracasó en el pedido de asilo y se encontró a si mismo en el Perú, con la prohibición de salir frente a una investigación que avanza.
A partir de ese momento, García se ha dedicado con energía a dirigir la lucha contra la investigación Lava Jato, como un involuntario comandante en jefe de su propia defensa. Con trucos viejos (pero probados) y algunos nuevos también. Pese a su inmensa impopularidad, ha logrado armar una suerte de coalición cuya coordinación se hace paulatinamente más visible.
Es una coalición que no necesita ser popular para ser eficaz, pues mueve sobre todo a funcionarios y aliados políticos en el terreno de la leguleyada y la desinformación.
Su estrategia básica está predicada en confundir frentes y formaciones. Acusar a los fiscales de proteger a unos corruptos para “perseguir” a apristas y fujimoristas. Desacreditar todo lo posible a quienes los investigan, con acusaciones sin sustento pero estridentes. Afirmar que periodistas de investigación (como los de IDL-Reporteros) se concentran en ellos mientras protegen a, digamos, Toledo, o Villarán o Humala.
También atacar el pre-acuerdo con Odebrecht acusando a los negociadores peruanos de haber aceptado reparaciones mínimas, plazos muy largos y, sobre todo, de permitir que Odebrecht pueda luego seguir trabajando en el país.
Y movilizar al lumpenperiodismo para insultar y hasta matonear a periodistas, comentaristas y otros ciudadanos que declaren o razonen su apoyo a las acciones anticorrupción.
Pese a haber sufrido una erosión considerable por el caso Lava Juez, el Apra alanista mantiene todavía un grado importante de influencia en el Poder Judicial. Y ahora trabaja tiempo extra para colocar en posiciones procesalmente estratégicas a su gente, para neutralizar la investigación fiscal contra García.
Diligencias
Una parte importante de las acciones de desinformación y descrédito, tiene como objetivo provocar para atascar y sabotear el avance de las investigaciones. Y, claro, si uno se empeña en responder insultos, exponer desinformaciones, revelar la calaña y el prontuario de los lumpenperiodistas, enfrentar las matonerías, los resultados serían, por el tiempo y la energía empleados, negativos para las investigaciones.
De manera que, pese a los obstáculos actuales e inminentes, las investigaciones avanzarán y nuevos hechos serán revelados e incorporados al conocimiento del caso.
¿Cuándo? Si no hay grandes cambios, desde la próxima semana; y luego a mediados de febrero una parte y en marzo la siguiente.
«El número y la variedad de testigos augura cuando menos un desembalse y quizá hasta una inundación informativa».
En febrero están previstos cinco días de declaraciones confesionales en Curitiba, Brasil. El 18 deben declarar Marcos Grillo, José Americo Spinola y Luiz Fernando Santos. El 19, Sergio Panicali. El 20, Igor Cruz; y el 21 Luiz Eduardo Soares. Ese día y el 22 lo hará Raymundo Trindade Serra.
Todos ellos son importantes colaboradores eficaces. Grillo fue el encargado de levantar fondos de todos los proyectos de Odebrecht para alimentar la Caja 2. Cientos de millones de dólares. Spinola fue, entre otras cosas, la persona que arregló el pago disfrazado de la Caja 2 a Alan García. Luiz Eduardo Soares fue un funcionario importante del sector de operaciones estructuradas, dedicado a organizar el pago de coimas. Raymundo Serra es uno de quienes más y mejor conoció las operaciones legales e ilegales de Odebrecht en Perú.
El interrogatorio a Jorge Barata será, en principio, entre el 12 y 14 (quizá el 15 de marzo), en Brasil.
Pero antes de eso, el miércoles 30 de enero, los fiscales Rafael Vela, Geovana Mori y José Domingo Pérez interrogarán en Andorra a Francesc Xavier Pérez Giménez y recibirán información documental del BPA, donde se abrieron muchas cuentas para que diversos funcionarios corruptos recibieran coimas de Odebrecht.
Y aparte de eso, ex funcionarios hoy presos (como Jorge Cuba, por ejemplo) podrán, probablemente, encontrar el camino para replantear sus anteriormente fallidos intentos de colaboración eficaz.
Escenarios
Como ven, el número y la variedad de testigos augura cuando menos un desembalse y quizá hasta una inundación informativa.
Varios de los testigos/colaboradores eficaces declararán sobre casos por los que son investigados Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Susana Villarán, Félix Moreno, César Álvarez, entre otros. De manera que el argumento de que las investigaciones se centran exclusivamente en Alan García y Keiko Fujimori no tendrá sustento en las diligencias de febrero.
Entonces, si la contraofensiva actual no logra sabotear las diligencias confesionales en Brasil y las de Andorra, ¿qué podrá hacer García ante la llegada inminente de información probablemente incriminadora?
Según diversas fuentes, con las que IDL-Reporteros habló en momentos diferentes, los colaboradores de García ya trabajan los siguientes escenarios:
– En cuanto a la confesión, ya hecha por Barata, de haber entregado 200 mil dólares a Luis Alva Castro para la campaña presidencial aprista de 2006, este se habría quejado en más de una circunstancia, ante más de una persona, de estar siendo presionado para autoinculparse de haber recibido ese dinero y no haberlo informado al partido aprista o su candidato, Alan García. Según las mismas fuentes dignas de crédito, Alva Castro habría expresado con furia que él no lo iba a hacer, aunque es cierto que otros que dijeron lo mismo terminaron auto-inculpándose. En este caso, eso se sabrá en pocos meses.
IDL-Reporteros habló con el ex primer ministro aprista, pero en cuanto se tocó el tema Lava Jato, Alva Castro dijo que se iba de viaje y se cortó la conversación.
– Miguel Atala, amigo de Luis Nava y colaborador cercano de Alan García, habría repetido a varios amigos suyos que el dinero que recibió del departamento de operaciones estructuradas de Odebrecht (un millón 300 mil dólares) fue producto de la entrega de un terreno para el proyecto del Metro de Lima. El problema con esta versión es que es demostrablemente falsa, como le consta a IDL-R. Es probable, entonces, que ante las posibles consecuencias penitenciarias de la mentira, decida cambiar la explicación.
– Como en una suerte de Rashomón sobre corrupciones, hay otra versión sobre el mismo tema: De acuerdo con fuentes de diversa procedencia, Jorge Barata habría adelantado informalmente el siguiente relato:
En la casa de playa de Nava, Barata y su anfitrión tomaron lo suficiente como para estar achispados. Eso fue durante los tiempos de la construcción del Metro. Entonces habría llegado Atala. Nava le habría dicho a Barata que Atala tenía algo importante que decir y que los dejaba solos. Entonces, contó Barata, Atala le dijo que sabía sobre las coimas que Odebrecht había pagado a Toledo y otros de Perú Posible. Que sabía también de los pagos a Cuba y a Luyo. Y que, según Barata, básicamente lo extorsionó a pagar por su silencio.
Barata habría supuesto que había algún acuerdo de Atala con Nava y lo habría consultado con sus superiores (Luiz Mameri y Marcelo Odebrecht). Estos le habrían recomendado que pague. Así, se habría hecho la documentación ficticia sobre la cesión de terrenos y se habría pagado el millón 300 mil dólares.
La versión es interesante pero poco sostenible. Sus puntos en común con las otras son las de imputar a personajes secundarios acciones que estaban por encima de su poder y facultades. El resultado es el mismo: mantener fuera a García.
¿Hay algún factor en la relación de Barata con García que pueda afectar su testimonio? Lo sabremos pronto.
Por ahora, queda claro que en medio de días complicados por sorpresas constantes, las investigaciones avanzan hacia fechas de revelación que pudieran ser trascendentales pero que no están garantizadas ni como fecha ni como revelación.