Así como el lavado de dinero trata de convertir botines criminales en fortunas legales, la desinformación intenta transformar mentiras en presuntas verdades. Es el proceso del lavado de mentiras. A veces la desinformación es compleja, pero otras veces es tan burda que la roña de falsedades resulta fácilmente detectable; y aún así, se utiliza.
¿Quieren ver ese lavado burdo en acción? Veámoslo en torno al caso de la contratación del exfiscal suizo Stefan Lenz.
Lenz, como se sabe, fue el fiscal federal que, en 2016, incautó en Suiza los servidores donde el Sector de Operaciones Estructuradas –la división de sobornos de Odebrecht– almacenaba los datos cifrados de sus multimillonarios pagos clandestinos. Ahí cayeron los secretos. En los meses siguientes, bajo el peso decisivo de la evidencia, colapsó la resistencia de Odebrecht y empezó la era de las confesiones.
Poco después, Lenz dejó el servicio público para fundar una firma de consultoría legal sobre temas relacionados con su conocimiento experto: los delitos económicos.
Volvemos ahora a los caóticos tiempos actuales. En febrero de este año, la ‘curaca blanca’ del periodismo desinformador en Willax Televisión, Milagros Leiva, extrajo las siguientes informaciones de un interrogatorio hecho poco antes por el fiscal Reynaldo Abia a Jaime Villanueva, que encontró con rapidez el camino de la filtración exclusiva a Willax.
Es importante subrayar de nuevo lo que IDL-R ha explicado en otras notas sobre Villanueva: su testimonio solo tiene valor cuando es confirmado por corroboración independiente, como exige su condición de delincuente confeso acogido a la delación premiada o colaboración eficaz.
Ese es el caso de sus confesiones ante el equipo que dirige la fiscal Marita Barreto.
Pero en sus declaraciones como testigo –como fue el caso de las que hizo con el fiscal Reynaldo Abia–, Villanueva no tuvo empacho en distorsionar los hechos, como ya se ha visto y se volverá a ver con claridad en esta nota.
Leiva resaltó (y adornó) lo siguiente de una parte de la declaración filtrada desde el despacho de Abia:
“Y él [J.D. Pérez, NdR] se hizo cargo del caso Cócteles, ya expliqué la relación con Gustavo que era un poco el que dirigía la investigación. Gustavo venía bastante seguido a hablar con Pablo Sánchez, de hecho Gustavo intercedió y hasta exigió que se contrate al fiscal Lenz”.
Eso desató la incontinencia verbal de la Leiva, con los siguientes comentarios extraídos de un largo cacareo:
“Hay información sobre Lenz en IDL, en una columna que él [Gustavo Gorriti, NdR] escribe “Las palabras”, reproducción de la revista Caretas. ¿O sea Pablo Sánchez y Gustavo Gorriti eran amigos? Y Gustavo entraba como Pedro en su casa y, ¿Gustavo dirigía la investigación? Esto lo dice Jaime Villanueva. […] En tiempos de Pablo Sánchez, en tiempos de Zoraida Ávalos, Gustavo entraba como Pedro en su casa y tenía todas las filtraciones. […] cuando Rafael Vela, el engreído de Gustavo, el engreído de Pablo Sánchez cuando entra al Equipo Especial Lava Jato, cuando entra Chávarry exige que Hamilton Castro se vaya. Ese es el poder de Gustavo, eso sí es verdad”.
Lo que Villanueva declaró ante la fiscalía de Abia, que la aceptó cruda y sin el menor intento de verificación fue lo siguiente:
De inmediato se desató el coro de los afectados por la investigación del caso Lava Jato y, sobre todo, por el inminente inicio del juicio por el caso Cócteles. Keiko Fujimori se lanzó a una ofensiva melodramática, con el evidente objetivo de desacreditar todo el caso. Entre muchas otras cosas, dijo lo siguiente, en una entrevista que le hizo RPP el 9 de febrero pasado.
“En el caso del señor Gorriti habría cometido usurpación de funciones de manera ilegal. Él señaló por ejemplo e indicó que se contrate a un especialista suizo (Lenz) y esto se llevó a cabo. Todas estas declaraciones, vuelvo a repetir, se están corroborando en los hechos”.
Eso, por supuesto, fue acompañado por una ofensiva no solo de los contingentes de la desinformación, sino de la cruda amenaza desde los centros de poder, como lo hizo, por ejemplo, el congresista Alejandro Aguinaga con indisimulada matonería hacia el fiscal de la nación.
Como escribí en su momento, ahora nadie podía decir que no se había amenazado al fiscal de la nación.
¿Surtió efecto la amenaza? ¿La cruda y patente amenaza?
No siempre es fácil desentrañar las complejas cadenas de causas y efectos, pero el hecho es que poco tiempo después, la fiscalía a cargo del fiscal Alcides Chinchay abrió una “investigación” por nada menos que presunto cohecho, contra los fiscales Rafael Vela, José Domingo Pérez y contra mí.
Entre los hechos que, para el fiscal Chinchay, ameritan una “investigación” hostil e invasiva, está la referida a la contratación de Stefan Lenz, que Chinchay reproduce, tal cual fue declarado por Villanueva, sin esfuerzo alguno de corroboración, pero sí con partes del texto subrayadas o resaltadas en negrita.
Como ven, la desinformación cacareada ad nauseam, y enfatizada por inequívocas amenazas, puede lograr resultados.
Aunque no tenga asidero alguno en la realidad.
Aunque, con mínimo esfuerzo, se hubiera podido comprobar su falsedad en unos pocos minutos.
Como veremos ahora.
Según la versión de Villanueva –que Chinchay se encargó de subrayar y resaltar en negrita–, yo, Gustavo Gorriti, diseñé “la estrategia de la investigación” del equipo especial de fiscales (y la táctica también, si es que les decía “a quiénes tenía que interrogar, qué tenían que preguntar, dónde conseguir la información”) y que todo eso ocurrió a “fines de 2017 e inicio de 2018”, que es cuando, además, este periodista “exigió la contratación de este fiscal Lenz, un fiscal suizo” por el Ministerio Público.
Esa misma información, la contratación de Lenz, que llevó a Keiko Fujimori a acusarme de “usurpación de funciones de manera ilegal” [sic] y a sostener que “todas estas declaraciones, vuelvo a repetir, [sic] se están corroborando en los hechos”.
Vamos a ver ahora qué es lo que, en verdad, corroboran los hechos.
¿Exigí la contratación de Lenz hacia fines de 2017 e inicios de 2018?
No. Esa afirmación es una absoluta falsedad.
Las fechas y participantes en todo ese proceso no solo fueron totalmente diferentes sino que nada tuvieron de ocultos. Por lo contrario, todo fue promovido y propalado con dedicación por el propio Ministerio Público.
En diciembre de 2016, viajó a Suiza una delegación de fiscales peruanos entonces a cargo de las primeras investigaciones del caso Lava Jato en Perú.
El jefe de la delegación fue Alonso Peña Cabrera, encargado de la oficina de cooperación judicial internacional del Ministerio Público. Le acompañaron los fiscales Hamilton Castro y Sergio Jiménez. Estuvo también un intermediario de decisiva importancia: el coordinador de la cooperación con Suiza, Óscar Solórzano, director de la oficina peruana del Basel Institute.
Ese mes, Caretas publicó un informe (firmado por el entonces periodista de la revista, César Prado) bajo el título de “Mostrando los dientes en Suiza” y con una interesante foto de por medio.
Según una nota publicada en El Comercio, en mayo de 2017, “El primer contacto entre la fiscalía peruana y Lenz se dio en diciembre del 2016. Por entonces, fiscales peruanos viajaron a Suiza para pedir información de primera mano sobre los sobornos que se pagaron en el Perú.
Lenz –todavía fiscal federal– se reunió con su par peruano, Hamilton Castro, a cargo del Caso Lava Jato en el país, y el fiscal superior Alonso Peña Cabrera, jefe de la Unidad de Cooperación Internacional de la fiscalía”.
“[Lenz] nos ayudó a afinar los puntos conforme a los estándares requeridos por Suiza en las asistencias judiciales”, señaló Peña Cabrera.
En esa publicación aparecía una reunión virtual, por videoconferencia, con Stefan Lenz, donde participan, en el lado peruano, el entonces fiscal de la nación, Pablo Sánchez, junto con Peña Cabrera y Óscar Solórzano. La foto, fechada el 2 de mayo de 2017, es de la galería de Flickr del Ministerio Público.
El 27 de junio de 2017, el Ministerio Público informó de la visita al Perú del entonces ya exfiscal Stefan Lenz y su encuentro con el fiscal de la nación, Pablo Sánchez.
El Flickr del Ministerio Público fue más elocuente. En la descripción de fotos (fechadas el 26 de junio de 2017), indica que: “El Fiscal de la Nación, Pablo Sánchez Velarde, recibió la visita del exfiscal suizo Stefan Lenz como parte de las coordinaciones que se viene realizando para su contratación como asesor externo del Equipo Especial del Ministerio Público en las investigaciones por el denominado caso Odebrecht”.
Aquí están quienes participaron en ese encuentro.
El 10 de agosto de 2017, la entonces encargada de prensa del Ministerio Público, Janett Talavera entrevistó a Alonso Peña Cabrera sobre la contratación de Lenz, en el programa institucional “Sin Reserva”. A continuación, la parte central de la entrevista.
¿Algo más que explicar? ¿Está claro o no que en cuanto a la contratación de Lenz, Villanueva mintió y ni siquiera acertó en las fechas y menos en los protagonistas de las negociaciones para dicha contratación? ¿Está clara o no la hipócrita indignación de Keiko Fujimori y su cinismo cuando dice que “todas estas declaraciones, vuelvo a repetir, se están corroborando en los hechos”?
En Derecho, y en otras disciplinas, existe el concepto de “ignorancia inexcusable”. ¿Cómo pudo aceptar el fiscal Alcides Chinchay la afirmación de Villanueva sin hacer el menor esfuerzo por verificarla, teniendo en cuenta que ni siquiera necesitaba moverse de su escritorio para hacerlo? ¿No le bastaba con levantar el teléfono y preguntarle a su bien conocido colega, Alonso Peña Cabrera, al respecto?
En circunstancias como las actuales, lo menos que se debe exigir a los fiscales que tienen a cargo investigaciones de importancia central es abordar los casos con la mínima debida diligencia que permita separar la desinformación y la mentira de los casos con base real de investigación.
En resumen, lo de la “exigencia” que yo habría efectuado para la contratación de Lenz es una maligna patraña, como queda claramente demostrado en esta nota.
Eso cobra ahora una especial actualidad. Porque Lenz ya ha intervenido como testigo experto en el caso de Alejandro Toledo, y probablemente vuelva a hacerlo en el próximo juicio a Keiko Fujimori. Esa es una de las razones para la desmesurada ofensiva de desinformación y para tratar, con gestiones en Brasil, de anular las pruebas con la información de los servidores Drousys y MyWebDay B provenientes de ese país, bajo el argumento de que la cadena de custodia de la información no fue satisfactoria.
Pero Lenz ha declarado de manera inequívoca que se dispone de toda la información de esos servidores proveniente de Suiza, cuya integridad e intangibilidad está garantizada. Así lo dijo en la entrevista reciente que tuvo con Rodrigo Cruz, de Punto Final.
Esa es la razón de fondo de la frenética campaña de mentiras: destruir la investigación del caso Lava Jato, con urgencia especial en el caso de Keiko Fujimori, apelando a todos los trucos de la desinformación y la más cínica distorsión de hechos.
Pero esa maniobra fracasará si la Fiscalía de la Nación no sucumbe al miedo de la camarilla que controla al superlativamente desprestigiado Congreso. Los fiscales peruanos del Equipo Especial no necesitan utilizar la información de Brasil. Basta con la obtenida aquí y con la que proviene de Suiza.